"No creo que Almudena Grandes deba ser Hija Predilecta de Madrid" fueron las palabras que pronunció ayer José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid y portavoz del PP. Fue la manera que tuvo de justificar lo pactado con varios tránsfugas de Más Madrid para que salieran adelante los presupuestos del Ayuntamiento. Y justificarse ante Vox y demás. Todo ello ha provocado un gran revuelo en numerosos ámbitos políticos y periodísticos. Progresistas, claro esta, porque en los de la derecha simplemente lo han ignorado. Se habla de "desprecio", "impostura", "cinismo"... y así un largo etcétera. El propio Luis García Montero calificó lo dicho por Almeida como de "mezquindad". Siendo todo cierto, el mayor desprecio de la derechona lo mostraron el 30 de noviembre, al poco del fallecimiento de la escritora, cuando rechazaron en el Ayuntamiento con sus votos la propuesta para ese reconocimiento. PP, Cs y Vox reflejaron la medida de su nivel cultural y moral. Almeida ahora, con su verbo, lo ha convertido en un sainete. ¿O quizás no? ¿Habrá que recordar que hace 85 años hubo uno que soltó eso de "¡Muera la inteligencia!"?. Es lo que hay en este país.