Está circulando un borrador elaborado en el seno de la Comisión Europea en el que se dice que la energía nuclear y la proveniente del gas natural pasarían a ser consideradas como "verdes", "sostenibles" o "limpias". Tal calificación se haría cuando en los proyectos que se presentaran se sustituyera al carbón y las emisiones de CO2 estuvieran por debajo de los 270 gramos por kw./h. Esto se aplicaría, dentro del proceso de transición energética, durante un periodo a medio plazo, concretamente hasta el año 2045.
La oposición a la propuesta no sólo viene de los grupos ecologistas europeos, sino que también se está dando en del seno de la Comisión Europea, junto con algunos gobiernos y diversos partidos. Lo ha rechazado, por ejemplo, el gobierno alemán, donde se acaba de constituir una coalición de verdes, socialdemócratas y liberales. Es el caso también de España, Portugal, Austria, Dinamarca o Luxemburgo. Se ha posicionado a favor, sin embargo, Francia, el país de la UE que depende en mayor medida de la energía nuclear, cuyas centrales aportan más de la mitad de la producción del país. La apoyan algunos países del este, como Polonia, Croacia o Bulgaria.
Para Teresa Ribera, la ministra española de Transición Ecológica, "si se incluye todo en
la lista de la taxonomía verde, acaba por no significar nada en absoluto". Y para Alberto Garzón, coordinador de IU y ministro de consumo, "hay un tipo de actitud ante el medio ambiente tanto
más peligrosa que el puro negacionismo climático: hablar mucho de transición
ecológica y no actuar en absoluto según evidencia científica". Por otro lado, para Ecologistas en Acción, a través de Sara
Bourehiyi, "esta luz verde al gas y la nuclear va en contra de los objetivos
climáticos de la UE, ya que permitirá que miles de millones de euros financien
actividad nuclear, nuevas infraestructuras gasísticas o de bioenergía. Algo que
no tiene sentido desde el punto de vista climático".
En las últimas semanas algunos medios de comunicación, más allá de los propios de la derecha, están blanqueando a la energía nuclear, cuando no defendiéndola. Me recuerda lo ocurrido antes del accidente de Fukusima, en Japón. En el diario infoLibre, por ejemplo, a principios del pasado mes de diciembre se publicó el artículo de Bernardino León Reyes titulado "Por qué la izquierda debe tomarse en serio el debate sobre la energía nuclear". Y en el programa de divulgación científica Órbita Laika, de La 2, se habló de esa energía como si fuera un prodigio de limpieza.
La batalla, pues, está planteada. Y será decisiva la actitud proveniente de la sociedad, así como, dentro de las instituciones europeas, lo que hagan el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo.
Desde luego que catalogar a lo nuclear o lo del gas natural como "verde", "sostenible" o "limpia" no deja de ser un oxímoron. Por eso no está de más recordar uno de los versos del poeta granadino: "Verde que te quiero, verde...".