Consideran por ello que los gobiernos de esos países, con EEUU a la cabeza, "deben dejar de alentar la violencia presionando por un cambio de régimen violento y extralegal. Si la administración Trump y sus aliados continúan su curso imprudente en Venezuela, el resultado más probable será el derramamiento de sangre, el caos y la inestabilidad". Recuerdan, así mismo, que las formas que se están empleando coinciden con las que los propios EEUU llevan años poniendo en práctica en otras regiones del mundo, con los resultados tan dramáticos que conocemos: "debería haber aprendido algo de sus iniciativas de 'cambio de régimen' en Irak, Siria, Libia y su larga y violenta historia de patrocinio de 'cambios de régimen' en América Latina".
Por todo ello, apuestan por el diálogo como única vía de solución, "como
sucedió en el pasado en países latinoamericanos cuando las sociedades
políticamente polarizadas no pudieron resolver sus diferencias a través de las
elecciones. Ha habido esfuerzos con potencial, tales como los liderados por el
Vaticano en el otoño de 2016, pero no
recibieron apoyo de Washington y sus aliados".
El llamamiento concluye recalcando la necesidad del diálogo y la intermediación internacional: "Por
el bien del pueblo venezolano, la región y por el principio de la soberanía
nacional, estos actores internacionales deben apoyar las negociaciones entre el
gobierno venezolano y sus oponentes que permitirán que el país salga finalmente
de su crisis política y económica".