jueves, 24 de mayo de 2018

El PP, que presume de hacer cumplir la ley, condenado por corrupción

"No es una trama del PP, es una trama contra el PP" fue la célebre frase que lanzó en 2009 Mariano Rajoy, entonces sólo líder de la oposición, cuando se anunció el procesamiento dentro del conocido como caso Gürtel. El magistrado que inició la investigación, Baltasar Garzón, acabó condenado por prevaricación. Sólo cuando empezaron a hacerse públicos los famosos "papeles de Bárcenas" fue cuando empezó a ponerse la cosa más que seria.

Acaba de salir una de las sentencias del caso. Con duras condenas individuales, todas ellas de personas del PP y de su entorno. Dirigentes, exdirigentes, cargos públicos... Y hasta una condena al mismo PP por beneficiarse "a título lucrativo". Más simbólica que efectiva, pues se alude sólo a una cantidad irrisoria (245.000) si se compara con la que puede ser la real. La dureza, en todo caso, es reconocer que no era cosa de unos cuantos, sino de la dirección nacional. Y reconocer que había una caja B. 


Ver la fotografía de 2009 en que aparece la plana mayor del PP rodeando a su presidente resulta altamente reveladora. Rajoy, que cobró sobresueldos de una forma continuada y que no fueron pocos. Como Arenas. Mato, ex del condenado a varios años de cárcel Sepúlveda como también ella por beneficiarse "a título lucrativo", la que no sabía que el garaje de su casa había un jaguar, que viajaba gratis por el mundo y que le pagaban los cumpleaños de su prole. Camps, en la tormenta valenciana de la Gürtel, señalado por sus antiguos compinches del partido y los negocios, y libre por ahora. Aguirre, beneficiada por el episodio Tamayazo en su primer acceso a la presidencia de la Comunidad de Madrid, y rodeada de consejeros y expresidentes ranas, esto es, encarcelados y/o procesados por la Gürtel, la Lezo, la Púnica... Gallardón, del que se está hablando por sus implicaciones en los escándalos habidos durante su mandato al frente de la misma Comunidad. Trillo, el cerebro de la inicial defensa político-jurídica del PP, que mintió en lo del accidente del Yak-42. Barberá, apartada del PP cuando se estrechaba el cerco judicial por la corrupción valenciana, que acabó muriendo quién sabe por qué. Botella, la mujer de Aznar, que durante su mandato municipal en la capital se dedicó a vender a  precio de ganga viviendas sociales a los fondos buitre. Está también Monago, quien como senador aprovechaba las ventajas que le confería su posición para visitar a su novia en el archipiélago destacado en el Atlántico. Y Cospedal, claro, con un marido oscuro en sus ires y venires, la secretaria general y abogada del estado autora de aquel famoso enredo verbal del despido simulado y el pago en diferido, amén de la orden de martilleo de los discos duros. ¿Y Santamaría, que en su día dijo que 
"En mi puta vida he cobrado un sobre"?


Este es el partido que nos gobierna. El que presume de hacer cumplir la ley. El que entre 1996 y 2004 cometió toda clase de tropelías políticas en el gobierno, mientras buena parte de sus miembros se habían dedicado, se dedicaban o se dedicarían a cosas oscuras. Más de uno detenido, procesado y/o condenado. Gente como Rato, condenado y a la espera de otros juicios por aquello del fisco, las tarjetas negras... Zaplana, el padre del paraíso valenciano, recién detenido por sus fechorías económicas. Matas, condenado y mucho por sus malas artes económicas en sus Baleares. Michavilla, el piadoso abogado asesor de gúrteles.  Oreja, también sobresueldos, que es dueño de una mala memoria. Como Cascos, todopoderoso en el partido y en las obras públicas, vivero de hechos y  tentaciones. Como Acebes, la primera voz del intento de engaño del 15-M. Y hasta Cañete, experto en recibir, llevar y hasta utilizar a su mujer en cuestiones de dinero.  


En fin, el mismo partido que desde 2011, de nuevo en la poltrona, ha seguido haciendo de las suyas vía leyes. Y más cosas. Si no, que se lo pregunten a Soria y sus paraísos fiscales.


Y sólo me he referido a quienes han ocupado algún ministerio. La punta del iceberg. Más claro, el agua.