Periodista
y escritor –así se define-, Alfonso Ussía recibió ayer la Medalla de Oro de la
Comunidad de Madrid. Desciende o está emparentado con personajes entre famosos
y con solera. Veamos: es hijo por parte de padre de un miembro de la Grandeza
de España –conde los Gaitanes, por obra y gracia del Alfonso XIII-, pero no heredero
del título -por ser segundón-; nieto, por parte de madre, del autor de teatro Pedro
Muñoz Seca; y sobrino, también por parte de padre, del teniente general Jaime Milans
del Boch y Ussía. Ha desarrollado a lo largo de su vida una intensa actividad
dedicada a la hilazón de poemas satíricos, columnas de prensa y comentarios en
tertulias radiofónicas. Siempre, en los medios de la derecha. Y siempre, claro
está, desde una posición donde a lo conservador se le unen otros adjetivos.
Quizás por
ese montón de méritos, ha sido merecedor de la distinción antes referida. Y agradecido
por ello, como corresponde a su condición de bien nacido –y nunca mejor dicho-,
ayer tuvo la ocasión de mencionar en el acto protocolario a la ausente -y con
ganas de ser olvidada en su partido- Cristina Cifuentes.
Las mujeres
están entre sus temas favoritos, pero desde un enfoque misógino. Y si son de
izquierda –siguiendo aquello de juntarse el hambre con las ganas de comer-, mejor:
"En Podemos manda el chichi de la joven lideresa. Y prueba de ello es que
'Kichi' es el novio de Teresa"; "Que detrás del hombre vaya la mujer
-siempre más inteligente que el macho-, es algo que no puede llamar la
atención. Pero que en política sea la mujer la que tira del hombre, incluso en
Islandia, despierta suspicacia".
Si eso
escribió en 2015, hace unas semanas volvió a arremeter en el mismo sentido: "Irene
Montero es una mujer muy atractiva, especialmente cuando no habla. Es
infinitamente más atractiva en cine mudo que en cine sonoro o en grabación
parlamentaria. Pero nadie pone en duda que, al igual que Rita Maestre, lleva en
su ser la belleza antigua del denostado pijerío. Y por sexo, permítame esta
duda, la elección de Pablo Iglesias como macho de permanencia jamás se habría
producido".
Su furor
contra el feminismo resulta delirante: “El feminismo radical y profesional nos
está ahogando. Ya no se le puede ofrecer a una mujer la vida por un beso.
Confundir piropo o ingenio con vejación, no es buen camino. En pocos años, los
hombres saldremos a la calle con bozal. Tiempo al tiempo”.
Y extendido
ese furor a lo que conlleva el feminismo, como las denuncias de acoso, le lleva
a lanzar este tipo de mensajes por una de las redes sociales: “Lo de acoso sexual
en Hollywood me empieza a parecer rarísimo. No existirán ambiciones económicas”;
“Una chica acosada por Dustin Hofman tiene ahora 49 años. No ha tardado
demasiado en denunciarlo?”; “A pesar de mi avanzada edad una mujer me ha dicho ‘adiós,
guapo’. Estoy hundido, me siento acosado. Voy a denunciarlo inmediatamente”;
Amante de
la unidad de España y de sus símbolos, en 2012, quizás queriendo emular a su tío,
se expresó así: “Y tenemos a nuestros soldados en Afganistán y en el Líbano,
allá donde son enviados, cumpliendo con un espíritu insuperable, cuando en
realidad donde nos harían falta es en Guipúzcoa. Y eso es lo que quería decir y
que nadie se atreve. Ya hemos cumplido con Afganistán. Vamos a cumplir con
España, y a ver qué tal”.
Años después
contestó de la siguiente manera al rapero Pablo Hasel: “¿Puta bandera? Puta su
puta madre, la del autor del texto. ¿Asqueroso? Asquerosa su condición de rata
de ciudad y persisto en referirme al cobarde camuflado y autor del texto”
Entre sus
fobias no podía faltar el racismo. Lo que antaño lo era entre “los cristianos viejos”
contra la comunidad judía, ahora se transmutado contra la musulmana. Y qué mejor
ocasión que tras lo ocurrido en Barcelona durante agosto pasado. “Por cada
español que accede a una vivienda pagada por los impuestos de los españoles,
diecinueve musulmanes que no han pagado nada se quedan con ellas (…). Y rezan,
pero no agradecen. Y rezan, pero no aceptan nuestras costumbres. Y rezan a Alá,
y Alá les ordena que maten a los infieles. Y algunos pocos le obedecen,
mientras el resto del millón y medio de musulmanes que han recibido cobijo en
España, calla. Gracias por tanto cariño, gracias".
José Luis
Rodríguez Zapatero, cuando era jefe de gobierno, fue motivo de una de sus “genialidades”.
Cómo andaba el facherío –y sigue
andando- para que tuvieran que focalizar en ese personaje como sus fobias
contra la izquierda. Y como muestra, estos versos: “Ya son setenta los años /
que llevo criando malvas / en el cielo del Olvido, / y no sé lo que me pasa… /
pero me llena de rabia / que mi muerte y la de tantos / no sirviera para nada”.
Este es Alfonso
Ussía, medallista de oro.