Podría
tener 16 años, entre 1974 y 1975, cursando 6º de Bachillerato, el momento
en que leí el Manifiesto Comunista. No lo hice en un libro
convencional, sino en una copia mecanografiada que, según me había dicho mi
hermano Seve, la habían hecho unas monjas. Luego, a través de Jose, fueron
llegando a casa otros libros de Marx: los Manuscritos. Economía y
filosofía; una antología de textos suyos y de Engels, titulada Sobre
la religión -editada curiosamente por una editorial, Sígueme, que
tenía su sede en el colegio de curas donde estudié hasta 5º de Bachillerato-,
entre los que copié a máquina el “Prólogo a la Contribución a la crítica de la
Economía Política” y las “Tesis sobre Feuerbach”; algunas obras de Engels (El
origen de la familia, la propiedad privada y el estado, y El
Anti-Dhüring); la en aquellos años celebérrima obra de Marta
Hacnecker, Los conceptos fundamentales del materialismo histórico;
y otras de autores relacionados con el marxismo, como Wilhelm Reich y Carlos
Castilla del Pino. Fue en el verano de 1976, durante mi estancia en casa de
Jorge mientras yo trabajaba en Madrid, cuando leí Trabajo asalariado y
capital, breve, pero muy fácil de entender para mí. Y también el momento
que adquirí un ejemplar del Manifiesto Comunista, en la edición muy
popular por entonces de Ayuso.
Con el paso
de los años, desde finales de los setenta y a lo largo de los ochenta, fui
ampliando las lecturas de clásicos del marxismo (Engels, Lenin, Trotsky, Stalin,
Mao…), de una generación intermedia (Gramsci, Politzer) y de pensadores del
momento (Althusser, Bettelheim, Sweezy, Sacristán, Claudín, Amin, Mandel, Harnecker, Bensaïd, Negri…). No
faltaron artículos de diversas autorías y tendencias aparecidos en revistas
como El Cárabo, Argumentos, El Viejo Topo, Hacia
el Socialismo… Tampoco puedo olvidar, relacionado con mis estudios
universitarios, el contacto con historiadores que se centraban en los aspectos
metodología o hacían del debate historiográfico un aspecto primordial de su
obra (Cardoso, Pérez Brignoli, Vilar, Hobsbawm, Fontana, Wallerstein, Thompson,
Brenner…), donde la polémica entre la historiografía marxista y la de la
escuela de Annales estaba muy presente. Eso conllevó muchas
lecturas y reflexiones personales, así como los debates-discusiones que
desarrollábamos un grupo de compañeros y amigos de estudios.
Volviendo de nuevo a Marx, mi ampliación de adquisiciones y lecturas directas de obras suyas se concretó, en primer lugar, en las más propiamente de historia: la recopilación de artículos suyos y de Engels que hizo Manuel Sacristán en Revolución en España, El 18 Brumario de Luis Bonaparte y Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. También estuvo Miseria de la Filosofía, pero lo más destacado fue su obra cumbre, esto es, El Capital.
A la hora de su adquisición dudé entre varias ediciones, pero finalmente opté por una traducida por Wenceslao Roces y editada por la editorial mexicana FCE, quizás por el valor simbólico del personaje y de que fuera el primer traductor (no sé si el único) español de esa obra. Sus tres volúmenes y la densidad de su contenido no me amedrentaron a la hora de empezar a leerla. Lo hice al principio con ilusión y detenimiento, no siguiendo un orden estricto en los capítulos y centrándome más en aquellos que consideraba de mayor interés. El resultado final a día de hoy ha sido incompleto, destacando ante todo el primer volumen y dentro de él, lo relativo al proceso de producción del capital, la plusvalía y el proceso de acumulación.
En los años posteriores fui releyendo, según las circunstancias, algunas partes de sus obras, siempre aderezadas con lo que pudieran aportar otros autores. Más recientemente he leído La crisis del capitalismo, con introducción de Daniel Bensaïd, adquirida dentro de la publicación de obras del pensamiento socialista que hizo el diario Público.
Volviendo de nuevo a Marx, mi ampliación de adquisiciones y lecturas directas de obras suyas se concretó, en primer lugar, en las más propiamente de historia: la recopilación de artículos suyos y de Engels que hizo Manuel Sacristán en Revolución en España, El 18 Brumario de Luis Bonaparte y Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. También estuvo Miseria de la Filosofía, pero lo más destacado fue su obra cumbre, esto es, El Capital.
A la hora de su adquisición dudé entre varias ediciones, pero finalmente opté por una traducida por Wenceslao Roces y editada por la editorial mexicana FCE, quizás por el valor simbólico del personaje y de que fuera el primer traductor (no sé si el único) español de esa obra. Sus tres volúmenes y la densidad de su contenido no me amedrentaron a la hora de empezar a leerla. Lo hice al principio con ilusión y detenimiento, no siguiendo un orden estricto en los capítulos y centrándome más en aquellos que consideraba de mayor interés. El resultado final a día de hoy ha sido incompleto, destacando ante todo el primer volumen y dentro de él, lo relativo al proceso de producción del capital, la plusvalía y el proceso de acumulación.
En los años posteriores fui releyendo, según las circunstancias, algunas partes de sus obras, siempre aderezadas con lo que pudieran aportar otros autores. Más recientemente he leído La crisis del capitalismo, con introducción de Daniel Bensaïd, adquirida dentro de la publicación de obras del pensamiento socialista que hizo el diario Público.
Obras de mi biblioteca personal
Karl Marx: El Capital. Crítica de la Economía Política, 3 vv., con traducción de Wenceslao Roces (México, FCE, 1973).
Karl Marx y Friedrich Engels: Revolución en España, con prólogo, traducción y notas de Manuel Sacristán (Barcelona, Ariel, 1973).
Karl Marx: “Tesis sobre Feuerbach”, extraído de Karl Marx y Friedrich Engels, Sobre la religión, edición de Hugo Assman y Reyes Mate (Salamanca, Sígueme, 1974).
Karl Marx: “Prólogo a la Contribución a la crítica de la Economía Política”, extraído de Karl Marx y Friedrich Engels, Sobre la religión, edición de Hugo Assman y Reyes Mate (Salamanca, Sígueme, 1974).
Karl Marx: Miseria de la Filosofía. Respuesta a la “Filosofía de la Miseria” del Señor Proudhon (Moscú, Progreso, 1974).
K. Marx y F. Engels: El Manifiesto Comunista (Madrid, Ayuso, 1976).
Karl Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte (Barcelona, Ariel, 1977).
Karl Marx: Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 (Moscú, Progreso, 1979).
Karl Marx: La crisis del capitalismo, con introducción de Daniel Bensaïd (Barcelona, Público, 2010).
Otras obras leídas
Karl Marx: Trabajo asalariado y capital (Madrid, Ricardo Aguilera, 1968).
Karl Marx: Manuscritos. Economía y filosofía, con traducción, introducción y notas de Francisco Rubio Llorente (Madrid, Alianza, 1970).