Ganó Syriza. El domingo se confirmó lo esperado. Con el 36,3% de los votos, sus 149 escaños la han dejado a las puertas de la mayoría absoluta. En dos días Alexis Tsipras ha conseguido el apoyo parlamentario necesario y conformado el nuevo ejecutivo. Prueba de la previsión con que ha actuado y la premura de tiempo. En el nuevo gobierno hay una preponderancia de las carteras económicas, con el fin de llevar a cabo un plan de emergencia para sacar a Grecia del atolladero en que la han metido y lidiar a las instituciones europeas. Carteras ocupadas por economistas de prestigio, lo que indica la fuerte apuesta de Tsipras. La alianza con Griegos Independientes, un grupo conservador, tiene que ver tiene que ver con su oposición a las medidas de la troika. Su presidente ha sido nombrado ministro de Defensa.
Dicho esto, considero que la situación es muy difícil. Conviene no olvidar que la inicial estabilidad del gobierno, al margen de la circunstancia del apoyo de un grupo conservador, deriva fundamentalmente del plus de 50 escaños que la ley electoral ofrece al partido ganador. Syriza ha obtenido algo más de un tercio de los votos y con el 5,5% del KKE (comunista) la izquierda se queda en un 41,8% del cuerpo electoral. Ambos grupos, además, están muy distanciados. El KKE no quiere saber nada de Syriza, a la que acusa de reformista y proeuropea. Los cinco grupos de la derecha, incluyendo al fascista Aurora Dorada y el Griegos Independientes, suman el 46,7%. Los restos del naufragio del PASOK apenas han obtenido, por separado, el 7,1%.
Pretender poner el punto de mira en la alianza con un grupo conservador resulta imprudente. Lo importante ahora son las decisiones económicas que frenen el austericidio al que está sometida la mayoría de la población, con un paro cercano al 30%, una caída vertiginosa del poder adquisitivo, unos recortes sociales brutales y el empobrecimiento creciente de amplios sectores de la población. Ahora mismo en Grecia está planteado un pulso muy duro y el nuevo gobierno merece un voto de confianza para que pueda concretar sus medidas y desarrollarlas. Un pulso que trasciende a la propia Grecia y puede ser un referente importante para el devenir de otros países y de la propia Unión Europea.
Hoy Tsipras ha acudido a homenajear a las víctimas de la resistencia contra el nazismo. Un gesto muy simbólico contra un peligro presente en Grecia. Pero le queda lo peor. Todo un reto. Aun con ello, la victoria de Syriza abre una puerta a la esperanza.