martes, 30 de julio de 2019

El triunfo del amor idealizado en “Eros y Psique”, de Canova




























Hay en el Museo del Hermitage una obra que me resultó fácil de identificar: la escultura "Eros y Psique", de Canova, cuyo título, en realidad, es una síntesis de otro más largo y que define mejor su significado: "Psique reanimada por el beso del amor". Lo que más me sorprendió fue verla en ese museo, creyendo que estaba en el Museo del Louvre parisino. Pero no existe nada raro en ello, pues, estando el original en París, lo que pude contemplar en San Petersburgo es una copia hecha por el mismo autor. Con una variación: las piernas de Psique aparecen tapadas por su vestido. 

Con "Eros y Psique" estamos ante una de las obras más conocidas del escultor más representativo del arte neoclásico, que no es otra cosa que una reacción a los excesos del barroco y su fase final del rococó. El arte de una nueva época, que hizo del optimismo vital y del culto a la razón dos de sus principales componentes: al principio, en el marco de la Ilustración y de inmediato, en el de de las primeras revoluciones liberales, empezando por la de América del Norte y el nacimiento de EEUU, y siguiendo por la francesa. 

Con Canova nos encontramos con un artista que buscaba su inspiración, que podría parecer obsesiva, en los modelos de la Antigüedad y su ideal de belleza. Muy minucioso en el proceso creativo, partía de un boceto dibujado sobre papel; le seguía con un prototipo hecho en arcilla, cera o yeso; y lo culminaba, mediante una técnica exquisita, trabajando sobre el mármol, al que finalmente aplicaba un acabado con un pulimento fino. El resultado, una clara idealización de las figuras, en las que se puede percibir orden, sencillez, claridad y serenidad en sus formas.

Contemplar "Eros y Psique" es hacerlo sobre un tema al que se ha despojado de todo dramatismo. Si durante el barroco se hubiera buscado uno de los momentos de tensión dramática (recuérdese, por ejemplo, el "Apolo y Dafne" de Bernini), aquí Canova evita los episodios de celos de Afrodita, de intervención de Apolo y de paso de Psique por el inframundo de Hades. Nos presenta el momento en que, superado los contratiempos, triunfa el amor de los dos protagonistas: Eros, el dios del amor, prendado de la hermosura de una Psique que ha acabado simbolizando el alma.