Rodolfo Martín Villa era ministro de Relaciones Sindicales en marzo de 1976, cuando tuvo lugar la matanza del día 3 en Vitoria, con un balance final de cinco trabajadores muertos y más de cien heridos de bala. Uno era Romualdo Barroso y otro, Pedro María Martínez, hermanos, respectivamente de Eva y José Luis, presentes ayer en el aniversario de las primeras Cortes después de la dictadura.
Eva y José Luis vieron a Martín Villa y hacia él se dirigieron. Querían decirle quiénes eran, que recordara lo ocurrido en Vitoria y que, al menos, pidiera perdón. El antiguo franquista (fue presidente del SEU, gobernador civil y ministro) y luego reconvertido a demócrata (a partir de 1977, ya como responsable de Interior) no huyó ni rehuyó la conversación, pero negó tener nada que ver con lo sucedido y dijo tener la conciencia tranquila.
Martín Villa es uno de los pocos supervivientes del primer gobierno de la monarquía, formado tras la muerte de Francisco Franco y presidido por Carlos Arias Navarro. Es también uno de los considerados por la jueza argentina María Servini como responsables de lo sucedido en Vitoria, junto con Manuel Fraga Iribarne y el capitán Quintana, de la Policía Armada. Pero Martín Villa está protegido por el Tribunal Supremo español, que no reconoce el auto de busca y captura dictado por la jueza argentina por crímenes contra la humanidad. El alto tribunal español se ampara en la ley de amnistía de 1977, contraviniendo la justicia universal e impidiendo que responsables políticos y torturadores de la dictadura puedan ser juzgados.
El momento de la conversación ha quedado inmortalizado en la foto que sacó Marian Beitialarrangoitia, diputada de EH Bildu. Fue ella quien invitó a Eva y José Luis al acto. Pero tuvieron que irse con la impotencia de quienes sienten que la impunidad sigue presente.