domingo, 18 de agosto de 2013

Las carreras de un hombre de derechas
































No le dedico mucho tiempo a ver la televisión por las noches, pero ayer me topé de golpe con la cara de una persona que había estudiado conmigo en la facultad. ¡Que si me acuerdo de él! 


Mantiene gafas y, ante todo, la misma mirada, con una pose que no sé si pretende encubrir cierto aire de autosuficiencia. Como estudiante me pareció verlo siempre en fuera de juego. En cierta ocasión dejó por el camino un trabajo sobre las constituciones españolas, donde no pasó de los aspectos demográficos, que, a su entender, eran muy importantes, mientras dejaba patitiesa a la profesora con la explicación. 

Siempre lo tuve como un hombre de derechas, aunque se decía que antes había pasado por las huestes del partido del "viejo profesor". Ya en cuarto, su militancia conservadora fue clara, por lo que su despiste quizás pudo deberse a sus andanzas dentro del partido que por entonces lideraba el hombre de los tirantes rojigualdos. A mediados de curso la varita mágica del dedo le puso en la cumbre del aparato provincial, desapareciendo de la facultad. Fue cuando escribió un artículo insulso en un periódico local con el título "Balones fuera o la política de UCD" -qué le vamos a hacer, pero mi memoria funciona así. 

Lo cierto es que desde entonces su carrera como funcionario de su partido fue meteórica y exitosa. Estuvo bajo el paraguas de Verstringe y se codeó con cachorros como Mato, Sepúlveda y tanta más, aunque a él le toco quedarse en los niveles intermedios de provincias. Así fue como salió de la capital salmantina y acabó recalando en otra del sur, donde, al parecer, se lo ha montado bastante bien. Aunque acabó defenestrado por las peleas internas, ahora se dedica al periodismo, si no a alguna cosa más, estando al frente de varios periódicos digitales, uno, no sé si curiosamente, de su villa natal salmantina. Su prosa parece propia del gremio, pero podría mejorar la gramática y, ante todo, debería hacer un esfuerzo por cumplir las elementales reglas de la puntuación. 

Pues bien, ayer salió en la tele en relación al caso Bárcenas. Por lo que dijo, y también he leído en un medio digital, conoce bastante bien lo de la financiación, al haberse movido en esos entresijos mientras fue miembro del partido. Percibí que actuaba con soltura, la propia de quien se ha dedicado mucho tiempo a ese juego. Y noté también -y lo he corroborado esta mañana- que se la tiene jugada a Javier Arenas, quizás el muñidor de su salida del partido. Le lanzó buenas diatribas, sí, señor. 

Sigue siendo, no obstante, un hombre de su mundo. Añora personajes de años atrás, como Aznar y San Gil, a la vez que añade nombres más actuales, con Santamaría a la cabeza. En fin, sospecho que en su cabeza sigue teniendo, al menos, cierto cacao, con la certeza, eso sí, de que en esos ambientes encontró un nicho de notoriedad y supervivencia más que aceptable. Hasta logró acabar otra carrera, la que dejó a medias siendo joven.