sábado, 19 de agosto de 2023

Segunda derrota de la derecha españolista, a la espera de la investidura


El jueves pasado asistimos a la constitución del nuevo Congreso, y la consiguiente elección de la presidencia y de su Mesa. Y como ocurrió en las elecciones del 23 de julio, ha quedado claro que los grupos que han conformado y/o apoyado al gobierno progresista de coalición disponen de más escaños que los de la derecha españolista. A falta ya de la investidura del nuevo jefe de Gobierno, ha quedado claro que el PP ha cerrado cualquier posibilidad de poder intentarlo. La ruptura con Vox lo ha puesto de manifiesto, abriendo, así, el camino hacia el previsible reemplazo de su líder y una nueva etapa en la pugna entre ambas fuerzas por encontrar apoyos en su electorado. Y en cuanto a los grupos que salieron victoriosos el jueves, han de superar todavía varios retos de cara a la investidura

Está por ver el grado de afección de los dos grupos catalanistas, que son, a su vez, independentistas. JxC y ERC, que han perdido votos y escaños, no han perdido influencia en el devenir de la política española. Y hasta tal punto, que de ellos y de su rivalidad interna en Cataluña depende la investidura de Pedro Sánchez. Si la elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso y el reparto en la composición de la Mesa han demostrado que son posibles acuerdos, en este caso basados en el reconocimiento de la pluralidad política y territorial, de cara a sentar las bases del nuevo gobierno el reto es mayor. Y esa perspectiva no debe perderse, incluyendo otros aspectos, como la búsqueda de fórmulas que resanen esas heridas dolorosas que surgieron con el tratamiento dado por el aparato judicial a quienes dirigieron el procès

Tampoco debemos olvidar la otra vertiente que debe caracterizar al gobierno que pudiera salir, y que debe ser, por supuesto, la continuación y profundización en los avances sociales y cívicos. En caso de lograrlo, está por ver el programa concreto, donde cada grupo, además de hacer valer sus pretensiones, deberá ceder en algunas. A ello hay que unir la relación con los grupos que apoyen la investidura, donde coexisten los de izquierda (EH-B, ERC y BNG) y los de derecha (PNV y, dependiendo, JxC e incluso CC). 

Y en tercer lugar, asistiremos a lo que puede dar de sí Sumar. No debemos olvidar que, además de nuevo, se trata de un grupo muy diverso tanto en lo político como en lo territorial, por lo que el equilibrio interno en su seno va a resultar primordial. Eso se manifestará en las personas que pasen a formar parte del ejecutivo y en las prioridades que se marquen. Y, también, en la fórmula organizativa que le permita ser un grupo efectivo y estable.

Los combates de boxeo aficionado se juegan a tres asaltos. Llevándolo al terreno de la política española, como símil, el jueves pasado asistimos al segundo asalto. Si el resultado del primero, el de las elecciones del 23 de julio, fue favorable a los grupos de izquierda, en el segundo ha ocurrido algo parecido. En ambos casos la derecha españolista se ha visto sorprendida por su rival, hasta el punto que, por lo visto el jueves, si no ha quedado kao, sí ha resultado desorientada y, por ahora, con apenas capacidad de reacción. El tercer asalto promete, de entrada, la victoria de los grupos que llevaron la batuta desde enero de 2020. Esperemos verlo.