Mi santa madre hacía uso de algunas frases y expresiones que solía repetirlas con más o menos frecuencia. Entre ellas estaba eso de "¡Equilicuantis!", cuando daba con lo que podía parecer inverosímil; "Ni que andemos para arriba ni que andemos para abajo", para redundar algo categóricamente; o "Todo se arregla en la vida menos la muerte", dando una muestra de optimismo ante lo que podría parecer inevitable.
Durante los años de la Transición y siguientes, acuñó otras frases, esta vez dentro de lo político. Una, muy utilizada sobre todo en los primeros años de ese periodo, fue la de "¡Vamos hacia un caos!". Muy apropiada para una persona que había vivido de joven la guerra y que durante los años que la siguieron fue, dentro de su generación, socializada en el miedo, independientemente de lo que pudiera haber pensado o hecho.
Otra de sus expresiones iba dirigida a Adolfo Suárez, jefe de gobierno entre 1976 y 1981, de quien gustaba decir: "Tiene cara de bueno", para añadir "Lo veo en su mirada". Esto último lo hacía cuando, por mi parte, le preguntaba acerca de en qué se basaba para sacar esa conclusión.
No le faltó una apelación al entonces rey, conocido como Juan Carlos I, sobre el que soltó en alguna ocasión eso de que "No es como su abuelo". Se refería a su abuelo Alfonso XIII, claro, de quien era consciente que había sido un mujeriego. Pecados de hombre y de rey, pensaría para sus adentros la pobre. Y como hiciera con Adolfo Suárez, cuando le preguntaba la razón de su aseveración, volvía a argumentarlo en lo de la mirada.
Si mi madre siguiera viviendo, seguro que estaría más asustada que entonces. Lo del caos, en este tiempo de pandemia, le vendría al pelo para seguir repitiéndolo. Distinto ocurriría con lo de Suárez, del que ya conoció que fue defenestrado, aunque no tuviera mucha conciencia de ello. Curioso que quien fuera uno de los protagonistas de la Transición acabara perdiendo la memoria, atacado por esa enfermedad que la devora. ¿Y de Juan Carlos I? No sé si cuantitativamente ha superado a su abuelo en los asuntos de faldas y tal, pero con lo que no hubiera contado la santa de mi madre es que haya sido un verdadero depredador de comisiones, blanqueos, evasiones...
¿Vamos hacia un caos? Pues lo respondo con otras de sus expresiones, que hasta ahora me había guardado en la guantera: "No te acobardes, hijo. No dejes que venza el miedo". Pues eso.