viernes, 9 de noviembre de 2018

A cien años del fin de la Gran Guerra



Estamos ante el centenario del fin de la Gran Guerra (1914-1918), el mismo conflicto que dos décadas después pasó a denominarse como Primera Guerra Mundial. Habían pasado casi cuatro años y medio desde su inicio, cuando la firma el 11 de noviembre del armisticio entre el Imperio Alemán y las potencias aliadas puso fin al conflicto. Años de  una violencia extrema que se cebó más que nunca sobre la gente. Una violencia desconocida hasta entonces por su dimensión en víctimas, destrucción material, estados contendientes y extensión territorial. Sin embargo, hasta semanas antes su final no dejó de ser realmente una incógnita, dado el equilibrio de fuerzas que se había dado hasta entonces. Veámoslo de una forma breve.

El  año 18 se abrió con dos acontecimientos de gran importancia. El primero, en enero, la propuesta de paz formulada por el presidente estadounidense Woodrow Wilson, conocida como los “14 puntos”. Un documento donde EEUU planteó sus intenciones de cara al futuro como primera potencia mundial: libertad marítima, reducción de armamentos, restituciones territoriales, soberanía plena de los pequeños estados, evitación de castigos  duros contra los responsables de la guerra, etc. El segundo, en febrero, la firma del tratado de  paz de Brest-Litovsk entre los gobiernos bolchevique ruso y alemán. Para este último supuso un gran alivio, dejando libre el frente oriental, mientras que para los nuevos gobernantes rusos, deseosos del fin de la guerra, supuso el pago de un precio muy alto, al perder territorios en Ucrania, Finlandia, Bielorrusia, Polonia y lo que acabaron siendo las repúblicas bálticas.
               
Llegada la primavera, la ofensiva alemana lanzada sobre Francia acabó en fracaso, lo que posibilitó la correspondiente contraofensiva aliada, que en poco tiempo resultó ser definitiva. Y no tanto por los resultados militares como por el ambiente general que se estaba viviendo en el seno del bando de los imperios centrales.

En el caso de Alemania los problemas internos se fueron agravando ante las disensiones en las altas esferas del estado y del mando militar, las crecientes deserciones e incluso los brotes revolucionarios que iban apareciendo. La abdicación y huida de Guillermo II el día 9 de noviembre y la inmediata proclamación de la república precipitaron la firma del armisticio, que en la práctica fue el reconocimiento de la derrota. El resto de estados que habían combatido en el bando de los imperios centrales acabaron haciendo lo mismo.

Lo que vino después, en mayor medida  en 1919, pertenece a otro momento. Ya habrá tiempo de tratarlo, como también de hacerlo con el balance de destrucción. Fue una guerra, como casi todas las de los dos últimos siglos, de las potencias capitalistas. Las mismas que siguen pontificando sobre la paz, la democracia, la civilización, la libertad, el progreso... y tantas palabras bonitas más. 

(Imagen: "Las madres", de Khäthe Kollwitz, grabado en madera).