domingo, 29 de octubre de 2017

Alardes de españolismo violento, semilla del fascismo

Después de varios años con numerosas y, a veces, gigantescas movilizaciones en pro del derecho de decidir y, como derivación para sus convocantes, el de poder ser independientes, muy pocos han sido los incidentes. Lo contrario en cuanto se refiere a quienes detentan el poder, que desarrollaron una represión inaudita el 1 de octubre pasado, o quienes desde posiciones ultraunionistas se acuerdan más de los tiempos del dictador. Frente a ello, lo pacífico, la no violencia, la resistencia civil se han convertido en un sello para quienes sólo quieren profundizar en la democracia. Que no es poco.   

A lo largo de la tarde del viernes, tras la declaración de la República de Catalunya, se fueron desarrollando concurridas y animosas concentraciones en las capitales provinciales catalanas a modo de fiestas por la república. En Barcelona, por otro lado, tuvo lugar otra concentración, convocada por grupos unionistas, que fue anecdótica en número de asistentes, pero a la que no le faltó un ingrediente común a las que suelen convocar: la violencia, esta vez rompiendo los cristales de un medio de comunicación público catalán y agrediendo a varias personas. 


Hoy ha tenido lugar una manifestación en Barcelona convocada por Sociedad Civil Catalana, que ha contado con el apoyo de PP y Ciudadanos, y con la presencia de dirigentes socialistas como Miquel Iceta o Josep Borrell. Una vez acabada, se han ido sucediendo por las calles del centro de la ciudad episodios de violencia provocados por personas que portaban banderas monárquicas. No es nada nuevo, pues se repiten en Catalunya y fuera de ella, como ya ocurrió en Madrid, Zaragoza o Valencia.  


Esta tarde en la capital catalana a las amenazas verbales, agresiones a personas o intentos de cometerlas se han unido episodios como el canto de "La cabra, la cabra, / la puta de la cabra, / la madre que la parió, / yo tenía una cabra que se llama Puigdemont"; la entonación del "Cara al sol" falangista; gritos como "No pasarán" dirigidos a los Mossos, deformando así el grito antifascista de la defensa de Madrid en 1936; gritos sexistas y homófobos, como hijos de puta o maricones; gestos de energúmenos tocándose los genitales; manotazos a los móviles de quienes grababan los actos; insultos de "moro de mierda" a un inmigrante hindú... Para qué seguir. En distintos medio digitales pueden verse algunas de estas imágenes, como las que ofrecen, por ejemplo, La Vanguardia y eldiario.es. 


En fin, todo un alarde de españolismo agresivo, zafio, provocador, machista y hasta hortera. Una semilla de fascismo.