miércoles, 11 de octubre de 2017

La represión en Zahara de los Atunes tras el golpe militar de 1936

Hace unos días, el jueves 21 de septiembre, tuvo lugar en Zahara de los Atunes una conferencia impartida por Abel Estudillo Bernal y quien esto escribe, miembros del Ateneo Republicano de Barbate. Si título fue "La represión en Zahara de los Atunes y Barbate tras el golpe militar de 1936" y su contenido estaba basado en otra conferencia que en noviembre de 2016 impartimos dentro de los actos organizados por el Aula Itinerante de la Memoria Histórica y Democrática, de la Diputación Provincial de Cádiz. En esta ocasión, no obstante, hemos tratado de introducir mayor información relacionada con la pequeña localidad gaditana.

Fuentes documentales y de información utilizadas, y precariedad sobre Zahara

Todo un trabajo que llevamos realizando desde hace unos años, consultando archivos, como los municipales de Vejer de la Frontera y Barbate, o el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca; recabando información de publicaciones históricas realizadas por José Luis Gutiérrez Molina, Alicia Domínguez Pérez, Santiago Moreno Tello o Francisco Javier Hernández Navarro, que han bebido de distintos e importantes archivos; entrevistando a familiares de personas represaliadas o a personas que han aportado información sobre las mismas; utilizando diversos documentos de los años 30 y 40 relacionados con Barbate; e incluso, recibiendo información por parte de la Casa de la Memoria “La Sauceda”, de Jimena de la Frontera.

Sobre Zahara existe una gran precariedad tanto en documentación como en información. No existe un fondo documental propio, lo que tiene que ver con el hecho de que Zahara ha sido una localidad que ha estado siempre vinculada a los municipios de Vejer (hasta 1938) y Barbate (desde 1938). Se hacen escasas referencias directas en las fuentes consultadas. Y hemos encontrado, al menos por ahora, dificultades para recabar información desde personas que pudieran tener relación con gente represaliada.

Aun con eso, hemos hecho un esfuerzo para extraer todo aquello que tenga que ver con Zahara, a la vez que resulta irremediable mantener referencias a los municipios matrices de cada momento, esto es, Vejer y Barbate.

Una represión programada y aplicada sin piedad

La conferencia la enmarcamos dentro del contexto más amplio ocurrido en España entre julio de 1936, cuando tuvo lugar el golpe militar, y los primeros años de la postguerra. Un aspecto que no debe menospreciarse, sino todo lo contrario, teniendo en cuenta los objetivos que se marcaron los organizadores de dicho golpe: lo primordial del control de Madrid, como capital del estado; la aplicación inmediata y expeditiva de los bandos de guerra, lo que conllevaba la represión contra grupos de izquierda; el papel asignado a carlistas, falangistas y monárquicos; o la importancia de contar en el operativo inicial con la adhesión Francisco Franco por su relación con las tropas del norte de Marruecos. La contundencia con la que se tenía que actuar quedó clara desde la primera de las instrucciones reservadas elaboradas por Emilio Mola, fechada el  25 de mayo, en la que se decía que la acción “ha de ser en extremo violenta”, con los consiguientes castigos ejemplares sobre dirigentes de los grupos políticos y sindicales de izquierda. 

A lo largo de esos años se fueron aplicando sucesivamente distintas formas de represión, que en los primeros meses, de julio de 1936 a marzo de 1937, se basó sobre todo en la aplicación de los bandos de guerra, que hasta octubre contaron en mayor medida con la ayuda de patrullas paramilitares. Luego, desde marzo de 1937, se dio paso a una fase de mayor control militar, para lo que se crearon los consejos de guerra sumarísimos, que no eran sino una especie de justicia arbitraria ausente de cualquier garantía. Finalmente, ya desde las últimas semanas de la guerra, fueron apareciendo varias leyes que pretendían dar una cobertura legal a la represión, como fueron la de Responsabilidades Políticas (1939) y la de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940).    

Cádiz, provincia estratégica para los golpistas

En la organización del golpe se contaba con el control de dos provincias, Cádiz y Málaga, dada su situación estratégica en relación al protectorado marroquí (Fernando Puell y Justo Huerta, 2007). Era donde se concentraban las mejores tropas del ejército, curtidas en la guerra colonial, y el control del Estrecho. Si en la primera triunfó el golpe desde el primer momento, en la segunda no fue así, teniendo que esperar a febrero de 1937 para su conquista por las tropas sublevadas. Si el control de Cádiz permitió, con la ayuda italo-alemana, que fueran pasando tropas a la Península para dirigirse a Madrid, previo paso en forma de razzias por las provincias de Sevilla y Badajoz, la vecina Málaga acabó siendo para bastantes barbateños un lugar de huida, bien desde Tánger, donde en torno a sus aguas muchos faenaban en la mar, o bien desde el mismo Barbate.

El control de  la provincia gaditana contó, no obstante, con algunas resistencias en algunos municipios. En la misma capital y algunos pueblos, como Trebujena, varios de la Sierra y la propia localidad de Vejer se organizó una resistencia por parte de  los grupos obreros, la cual, salvo en la Sierra, donde duró hasta finales del verano, fue efímera.

Resistencia en Vejer y triunfo del golpe en Barbate

Entre los días 18 y 20 de julio el ayuntamiento de Vejer intentó mantener la legalidad republicana, como se relata en los trabajos de Joaquín Gil Honduvilla (2010) y Francisco Javier Hernández Navarro y Santiago Moreno Tello (2012a 2012b). Contó con la colaboración de los jefes de las fuerzas del orden, que mantuvieron sus guardias acuartelados, y con la creación de patrullas muy humildemente armadas que formaron los grupos de izquierda. Una situación precaria  que acabó el día 20  con la toma de la localidad por las tropas de regulares. Eso supuso la detención y/o ejecución de los jefes políticos, como Juan Manzorro Muñoz de Arenillas, delegado gubernativo, que estuvo encarcelado hasta 1942, y Francisco Salgueiro, alcalde, asesinado, estando desaparecido; y jefes  policiales, como Enrique Letrán, jefe de Carabineros y  comandante militar de la plaza, que fue fusilado el 19 de agosto; o la detención y/o asesinato de numerosas personas.

En Barbate, según Francisco Javier Hernández Navarro y Santiago Moreno Tello (2012a 2012b), los jefes de las dos fuerzas de seguridad, al contrario que en Vejer, se mostraron favorables al golpe desde el primer momento: Julián Merelo, de los Carabineros, y Antonio Naval Mellado, de la Guardia Civil. Debido a esa circunstancia quizás se pueda explicar que no hubiera resistencia. Sí hubo, no obstante, participación de barbateños en la vigilancia de Vejer, como se refleja en los documentos municipales investigados.

Por lo que conocemos, los jefes policiales no se mantuvieron pasivos, pues desde el mismo día 18 procedieron a la detención de personas vinculadas a los grupos obreros. Francisco Javier Tato Anglada intentó huir con su familia a Tánger, pero el piloto de la embarcación motora decidió regresar, siendo también detenido una vez ocupado Vejer por los sublevados. Después de varios días de estar alojadas estas personas en dependencias oficiales de Barbate, pasaron a la cárcel de Vejer, desde donde las instancias políticas y judiciales provinciales fueron actuando con arreglo a las disposiciones propias de los bandos de guerra y la justicia militar.

De Zahara no se conoce prácticamente nada acerca de esos días. Los testimonios son muy vagos, salvo la conciencia de que hubo gente que tuvo que huir o que fue detenida. Pero poco más.

¿Qué se sabe, pues, de esta localidad? Veámoslo

Juan Varo Valdés, alcalde pedáneo antes y después

En la conferencia se mencionaron algunos personajes, como Juan Varo Valdés, nacido en Vejer y afincado en Zahara desde los años 20, barbero de profesión y miembro de la gestora municipal vejeriega formada a raíz de las elecciones de febrero de 1936. Uno más, por tanto, del grupo de concejales vinculados al Frente Popular, que fue designado, además, alcalde pedáneo. Fue destituido de su cargo tras el golpe, como ocurrió con el resto de componentes de la corporación municipal, sin que sepamos qué fue de él hasta el 30 de noviembre de 1937. En esta fecha participó, según Ambrosio Varo, en una reunión celebrada en Zahara, que presidió Agustín Varo, en la que se decidió la adhesión de la localidad al proceso de segregación del municipio matriz de Vejer  junto con Barbate.  De esta manera acabó siendo uno de los integrantes de la comisión pro-independencia de Barbate y Zahara, siendo finalmente nombrado alcalde pedáneo desde 1938, cuando ambas localidades acabaron conformando el nuevo municipio de Barbate. Un caso más, como también los hubo en el mismo Barbate, de quienes acabaron integrándose en el régimen franquista.

Manuel Abel Romero, el maestro asesinado y desaparecido

Otra de las personas que se mencionaron fue Manuel Abel Romero, un maestro nacido en Bonanza (Sanlúcar de Barrameda) que estaba destinado en Zahara y que, según Abel Estudillo, posiblemente fuera socialista. Su destino fue dramático, pues fue asesinado en los primeros momentos del golpe, estando desaparecido, como le ocurrió, al menos, a otros diez vecinos más de lo que hoy es el municipio de Barbate. Su caso adquiere un mayor grado de crueldad, pues sus represores, lejos de quedarse ahí, lograron que en 1940 fuera separado del cuerpo de magisterio. En el libro de José Aquiles Pettengui se alude a una comisión depuradora, como tantas otras que se formaron en otros cuerpos de la administración por aquellos años, decidió separarlo definitivamente de su puesto de trabajo, pese a estar ya fallecido. Eso supuso la pérdida del derecho a recibir una pensión por parte de su viuda. Incluso en 1942 volvió a ser juzgado por un tribunal de responsabilidades políticas, quedando el caso sobreseído por haber fallecido.

Manuel Callado Sánchez, el marinero

Un caso particular es el de Manuel Callado Sánchez, conocido con el sobrenombre de "Pífano", marinero que se encontraba como muchos otros en el caladero marroquí en el momento del golpe,  bastantes de los cuales huyeron hacia Málaga. Los distintos pormenores de su vida en esos años los conocemos gracias a un escrito suyo, dictado a principios de los años 80 y que tituló como Memorias de un soldado de infantería de marina. Odisea vivida por Manuel Callado Sánchez desde 1936 hasta 1942. En la documentación aparecida en el Archivo Municipal de Vejer se dice de él que es hijo de Josefa Sánchez, se le califica de “comunista soltero” y se añade que se fue voluntario desde Tánger “con los rojos a Málaga”.  Así mismo, Abel Estudillo ha recabado información de algún familiar, complementando lo que de Manuel Callado sabemos.

Según nos cuenta en sus Memorias, acabó pasando en otoño de 1936 a Málaga, desde donde recorrió buena parte de la geografía española, combatiendo en varios frentes. Aunque la información que ofrece suele se imprecisa en la cronología, sabemos que estuvo en Almería,  Murcia, Granada y Jaén entre 1936 y 1937; que entre finales de 1937 y principios de 1938 participó en la Batalla de Teruel, moviéndose por varios pueblos; que después estuvo en el este de Zaragoza, quizás dentro de la Batalla del Ebro, para pasar desde otoño a Lleida, principalmente en la zona pirenaica. A finales de 1938 fue herido en una pierna y después de recorrer hospitales de varias localidades catalanas, en enero de 1939 tuvo que cruzar todavía herido la frontera hacia Francia.

A partir de ese momento la situación se volvió diferente, dentro de la precariedad vital derivada de su condición de refugiado y del trato recibido por las autoridades francesas y la guardia encargada de custodiar a estas personas. Estuvo internado primero en el campo de Argeles Sur Mer, cerca de la frontera española y en la costa mediterránea, donde contactó con varios barbateños, algunos posiblemente del propio Zahara. Luego, después de unos meses, fue trasladado al campo de Gurs, donde estuvo hasta mayo de 1940. Las condiciones que vivieron fueron muy duras, mejorando algo en Gurs.

Callado sitúa a este campo en el norte de Francia, cuando en realidad lo estaba en el suroeste, próximo a los Pirineos. Por otro lado, su nombre no aparece en los listados de presos internados en Gurs que se han publicado (Yosu Chueca, 2007). Esta confusión puede interpretarse de dos formas: fue internado en él para después ser enviado a la región de Nantes, en la costa atlántica, donde cuenta que también estuvo; o el campo era otro, situado en esta última región.

Lo que parece claro es que, según su relato, el comienzo de la invasión alemana de Francia, en mayo de 1940, ya estaba en la zona de Nantes, concretamente entre “Prinquiau, Lachapel y Sabenay”. Por lo que cuenta, el trato recibido desde que llegó Francia le llevó a optar por enrolarse en una compañía británica para realizar trabajos auxiliares, sobre todo de recogida de chatarra. Aun con ello, desde ese momento logró mantener relaciones amistosas con algunas personas del lugar. En junio, cuando la invasión alemana se completó, fue detenido y enviado de inmediato a España. De esa manera pudo evitar ser enviado a un campo de concentración nazi, pues, según él, los siguientes tuvieron que sufrir esa situación.

Después de pasar por Irún, fue integrado en batallones militares de castigo, pasando primero por Miranda de Ebro y Madrid, para ser enviado después a varios lugares del extremo sur de Cádiz (Punta Carnero, Algeciras, Los Pastores, Pelayo, El Pedregoso y Puerto Llano), situados en los términos municipales de Algeciras, Los Barrios y Tarifa. Estuvo trabajando en condiciones muy duras en la construcción de caminos y búnkeres costeros, y en la extracción de materiales en canteras entre 1940 y 1941. Durante su estancia en Puerto Llano (Tarifa) fue visitado por su madre y una hermana, e incluso llegó a conseguir junto a su cuñado un permiso de un día para desplazarse a Zahara.

Sufrió la ulceración de una herida en una piedra, lo que le llevó ante un tribunal médico en Sevilla, que finalmente rechazó su exención del servicio. Luego fue trasladado a Cerro Muriano, en Córdoba, donde llevó a cabo en mayor medida tareas menos penosas, gracias al trato recibido  por el comandante del puesto.

Finalizado su servicio militar, ya en 1942, y después de una estancia muy breve en Zahara, hubo de presentarse ante la comandancia de la Guardia Civil de Barbate, donde se le pidió la dirección de su domicilio, que fijó en la calle Vázquez Mella de esta localidad. Cuenta que había gente que le advertía de tener cuidado, dado que a otras personas las habían llevado a “Chiclana”, una forma de expresar el procesamiento por el tribunal militar ubicado en ese municipio, como varios barbateños hubieron de sufrir una vez acabada la guerra.

Incluso se refiere a una orden de que “nos iban a exiliar, lo que no se cumplió, al menos por esta zona”. En todo caso, Callado se sentía seguro por haber cumplido durante dos años en el servicio militar y porque podía echar mano del recurso “de las palabras que en su día me dijera el comandante, de que si me molestaban por algo, le escribiera de inmediato notificándoselo”.

En un primer momento empezó a trabajar en la fábrica de salazones de Antonio Utrera, pero pronto volvió a embarcarse. Lo hizo en varios barcos, como La Sebastiana y Manolo Oyo, de Algeciras, y San Joaquín, de Barbate.  Conoció una situación laboral dura, trabajando mucho y ganando poco, con el añadido de tener que ayudar a su madre y una hermana. Esto le llevó a tener que retrasar su boda hasta una década después de conocer a su novia, en 1952. Fue mejorando algo en las condiciones laborales a partir de 1958, trabajando primero en el barco de Domínguez Aranda y finalmente en el de Antonio Cid, con quien estuvo 13 años, hasta su retiro por enfermedad. 

Josefa Sánchez

Madre de Manuel Callado Sánchez. Su nombre aparece en el listado elaborado por el ayuntamiento de Vejer a finales de 1936 que incluye a 64 personas de Barbate y Zahara y mediante el cual debían ser separadas del sorteo del padrón de hazas. Esto último se basaba en que  “por sus pasadas actuaciones revolucionarias y actual rebeldía al Movimiento Salvador de España merecen ser eliminados del sorteo de las Hazas”. En el mismo se añadió a lápìz la anotación de que “No estaba en el Padrón”. Su informe personal se refería a su hijo, escribiéndose que era “Madre del comunista soltero, Manuel Callado Sánchez, que desde Tánger se fue voluntario con los rojos a Málaga”.

Por lo que el propio Manuel cuenta en sus Memorias, ella y su hermana Magdalena fueron a visitarlo, posiblemente en 1941, durante su estancia en El Pedregoso, en el municipio de Los Barrios, cuando prestaba su servicio en el batallón de castigo.

Luego, en 1944, su nombre no aparece en el primer padrón de hazas confeccionado por el ayuntamiento de Barbate, lo que resulta extraño, teniendo en cuenta que casi todas las personas incluidas en el listado de 1936 habían sido incluidas.

Francisco Chico Pérez, también marinero

Menos sabemos de Francisco Chico Pérez, marinero, como consta en el expediente judicial que se le abrió. Como se desprende del trabajo de Alicia Domínguez Pérez fue juzgado en 1941 por un tribunal militar dentro de la Ley de Responsabilidades Políticas, pero fue absuelto. Según nos ha contado un familiar, acabó instalando su residencia en Barbate, donde trabajó como conductor. 

¿Vigilancia de la gente?

En el Archivo Municipal de Vejer hay un documento de la alcaldía pedánea de Zahara fechado en noviembre de 1936, firmado por José García y enviado a la alcaldía de Vejer donde se menciona a cinco personas; cuatro de ellas, mujeres: María Ruiz Martínez, Sebastiana Heredia Romero, Cristoba Jiménez Gómez y María Jiménez Tarifa; y la quinta, varón: Manuel Martínez López. Por su contenido posiblemente tuviera como objetivo conocer el paradero de los maridos respectivos. 

Búnkeres y batallones durante la Segunda Guerra Mundial

Se dispone de información acerca de un batallón de soldados ubicado en Zahara, en las cercanías de su casco urbano. La misma ha sido recogida por La Casa de la Memoria “La Sauceda”, en Jimena de la Frontera. Teniendo en cuenta que la zona del Estrecho fue objeto vigilancia durante los años de la Segunda Guerra Mundial ante el riesgo de un desembarco aliado, la construcción de caminos y búnkeres resultó de gran importancia, dada la condición de aliado que el régimen franquista tenía con la Alemania nazi. Para la construcción de esas infraestructuras utilizaron como mano de obra soldados que en buena parte cumplían castigo por haber sido miembros del ejército republicano. Precisamente en varios puntos de los municipios de Algeciras, Los Barrios y Tarifa estuvo entre 1940 y 1941 destinado Manuel Callado Sánchez. 

Lo que se dijo durante el coloquio

Durante el coloquio que se abrió al final salieron más cosas al calor de las distintas intervenciones. Se mencionó algún nombre más, como el de Juan "el Largo", de quien se dijo que estuvo detenido e incluso llegó a ser herido. Se preguntó sobre el nombre de quiénes pudieron ser los represores. Se reiteró acerca del miedo que atenazó a buena parte de la población, en especial la del bando derrotado, y cómo aún perdura en mucha gente a la hora de referirse a los hechos. 


Documentación de referencia

Documentos procedentes de archivos

Escrito de la alcaldía pedánea de Zahara de los Atunes acerca de la situación de vecinas y vecinos de la localidad (5-11-1936), en Archivo Municipal de Vejer de la Frontera.
“Relación de vecinos de Barbate que por sus pasadas actuaciones revolucionarias y actual rebeldía al Movimiento Salvador de España merecen ser eliminados del sorteo de las Hazas del Ayuntamiento de Vejer de la Frontera” ([otoño de] 1936), en Archivo Municipal de Vejer de la Frontera.
Padrón Municipal de Barbate (31-12-1940), en Archivo Municipal de Barbate.
Escrito de la Junta de Hazas de Barbate en el que se indican las personas incluidas en el sorteo de hazas de 1944 (9-12-1944).

Otros documentos

“Expediente de segregación de las aldeas de Barbate y Zahara de los Atunes del término municipal de Vejer de la Frontera (Cádiz). Instancia”, redactado por Fernando Albi, Secretario de Administración Local, Barbate, Imprenta Baro, enero de 1938.
CALLADO SÁNCHEZ, Manuel [1981]. Memorias de un soldado de infantería de marina. Odisea vivida por Manuel Callado Sánchez desde 1936 hasta 1942; inéditas y ejemplar mecanografiado.
La Casa de la Memoria “La Sauceda” de Jimena de la Frontera ha remitido a Abel

Fuentes orales

Entrevistas de familiares de Manuel Callado Sánchez, llevada cabo por Abel Estudillo Bernal, y Francisco Chico Pérez, por Jesús María Montero Barrado.  .  

Bibliografía

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(Imagen: FRA)