sábado, 13 de junio de 2009

Entre el final de curso y los proyectos para el verano


Ha llegado el fin de semana. Puedo tener un par de días de descanso relativo. No tengo que dar clases, pero tengo que prepararlas, que en estos días supone diseñar los últimos exámenes. Como los próximos martes, miércoles y jueves tengo que ir a Algeciras como vocal corrector de Geografía de España en un tribunal de Selectividad, el tiempo lo tengo limitado. Además de los exámenes, que tengo que corregir, debo ir ultimando las memorias de tutoría, de la coordinación de Coeducación y del proyecto de innovación sobre convivencia y coeducación, que también coordino. La selectividad conlleva, además de desplazarte estos tres días, incluida una reunión en Cádiz, corregir alrededor de 150 exámenes, que finalmente debo llevar a donde corresponda. No me falta el tener que ir metiendo las notas del alumnado del instituto; asistir a las reuniones evaluación; cumplimentar los informes individualizados, especialmente para quienes van a septiembre; atender a las consultas y reclamaciones del alumnado, y su padres y madres; asistir a las reuniones del departamento para aclarar cosas de cara al próximo curso; organizar y convocar las del grupo de innovación, también para evaluar el trabajo realizado y tener una idea aproximada de lo que se puede hacer en el próximo curso y la gente con la que podemos contar; el claustro...


En fin, un final de curso movidito. Pero me encuentro tranquilo, porque todo está encauzado: algunas cosas están casi hechas; otras ya tengo claro lo que se puede hacer; algunas son meros trámites y resultan sencillas; en general se nota la experiencia de muchos años de docencia. Reconozco también que me encuentro muy tranquilo, habiendo llegado al final del curso con un ánimo alto, en parte porque no ha habido grandes contratiempos, en ocasiones ha habido buena colaboración con la gente, he encontrado parte del alumnado con buena disposición y, cómo no, la química farmacéutica me ha ayudado desde el verano pasado. Sin ella no habría podido hacer nada. Tal era mi estado tras el ingreso el pasado mes de julio en el hospital de Puerto Real, que todo lo que perdí en peso por tres semanas sin comer y echando todo lo que tenía que echar, lo perdí también, y más, en salud mental. La química farmacéutica y, creo, mi buena disposición por superar la situación, han hecho que hoy sea alguien bastante distinto al de hace un año. Aún debo aprender mucho y seguir progresando, pero algo he conseguido.


Por lo demás, tengo ganas de acabar el curso académico, porque me encuentro mentalmente muy cansado. Pero no implica que me quede quieto: tengo varios proyectos para el verano. El descanso, como base principal y, en lo posible, el hacer algún viaje no van a faltar. Eso se hará sin problemas, aunque todavía falta definirlo entre la familia. La lectura, de literatura en especial, será mi gran colchón, lo que me llena todos los momentos del día, en cada hueco, paréntesis y tiempo específicamente dedicada a ella.

Lo tercero son los proyectos de investigación que tengo pendientes y otro que acabo de iniciar. Quiero acabar el trabajo De la clandestinidad a la legalidad. El Partido del Trabajo de España y la Joven Guardia Roja en Salamanca (1975-1980). Estaba prácticamente acabado hace unos meses, pero una nueva documentación recibida me ha llevado a ampliarlo, modificarlo en parte y añadirle dicha documentación. De esta manera ha ganado en consistencia. El segundo trabajo, la Historia del Instituto Trafalgar de Barbate, está más retrasada, y espero avanzarla algo más, con vistas a tenerla concluida en el último trimestre del año. Acabo de empezar un trabajo sobre el anarquismo en Barbate antes de 1939, dentro de un proyecto amplio donde participan muchas personas y que dirige José Luis Gutiérrez Molina. Tengo ilusión por hacerlo, pese a estar en el principio. Por de pronto ya lo he iniciado y creo que puede ser un buen punto de partida. Por la información que me han dado, es un proyecto a medio plazo, entre un año y año y medio, lo que me tranquiliza y me da seguridad de que pueda cumplirlo. Por último, estoy pendiente de la publicación del trabajo que hicimos mi hermano Juan Miguel y yo: Avelino González Fraile: la recuperación de un desaparecido durante la Guerra Civil.