El mal recorre el mundo. No hay lugar
para el bien. No lo hay. Al menos, no lo he visto.
Aquí,
entre estos cuatro estantes,
flanqueada por libros,
miro hacia atrás. Y estuvo.
Y miro el día. Y fue.
E intuyo lo que queda. Y será doblemente.
El mal. Sobrevivir al mal. Esa es la vida.
Atlas. Historias
de la literatura. Mitos.
Más cerca aún, las flores
de Baudelaire. Los tigres. Los exilios.
Las sombras de las prosas.
Las amarillas páginas. El tinte
ocre de los fragmentos recortados
-nuevos huesos de sepia en esta playa.
En todo, el mal y, a veces, la belleza.
Convertir la maldad en un poema.
Los ojos de esos niños
ante el fusil de asalto.
Los ojos de las niñas aquel día.
Los ojos de las niñas de esas niñas.
En todo, el mal. La angustia. El desconcierto.
Aprendizajes.
Para sobrevivir al mal.
Para esquivar el mal.
Para cumplir el mal por mal:
Mauthausen, Gaza.
Convertir la maldad en un poema.
Los ojos de esos niños
ante el fusil de asalto.
Los ojos de las niñas aquel día.
Los ojos de las niñas de esas niñas.
En todo, el mal. La angustia. El desconcierto.
Aprendizajes.
Para sobrevivir al mal.
Para esquivar el mal.
Para cumplir el mal por mal:
Mauthausen, Gaza.
(Rosa Romojaro)