martes, 12 de noviembre de 2019

Evo Morales ha acabado renunciando... y pidiendo asilo político























El golpe de estado que Evo Morales denunció desde el primer momento, se ha completado. Pero no va a ser el último paso que queda por dar en el proceso que se inició en el mismo día de las elecciones presidenciales con vistas a acabar con su mandato y lo que representa como vía de desarrollo autónomo, fuera de la anterior, supeditada a la oligarquía del país y los dictados de EEUU. En los días siguientes la cosa fue yendo a peor, con un mayor recrudecimiento de las protestas. He llegado a ver las imágenes de una alcaldesa humillada por gente enfervorizada que le cortó pelo, le lanzó pintura roja sobre su cuerpo y la zarandeó inclementemente. El fin de semana último fueron sectores de la policía y el ejército los que salieron a la calle para pedir la renuncia de Morales. Previamente, durante los días anteriores, las fuerzas policiales habían mostrado una pasividad que resultaba más que sospechosa. Hasta que el sábado saltó la evidencia con la comparecencia de sus jefes, cuando, por separado, lanzaron sus respectivos mensajes llamando al orden y la legalidad. Morales, el humilde indígena, sindicalista y cocalero, anunció una nueva convocatoria electoral, pero ya tenía el tiempo contado: al poco presentó su renuncia como presidente... (a 11 de noviembre).


Post data 


… Ayer al mediodía (de noche, en la hora española) salió la noticia de que Evo Morales solicitó el asilo político en México. Su vida corre peligro. Su presidente, Juan Manuel López Obrador, lo ha aceptado. Se consumó el golpe de estado. En fin, la maldición de los países latinoamericanos con sus oligarquías, sus militares y el imperio
(a 12 de noviembre).