jueves, 14 de noviembre de 2019

Beneharo y la Cantata del Mencey Loco


Estos días, durante mi estancia en Tenerife, me he topado con los antiguos menceyes de la isla, a los que he visto representados en forma de esculturas en Las Caletillas, en piedra volcánica, y en Candelaria, en bronce. Sabía de la existencia de uno de ellos, Beneharo, protagonista de la Cantata del Mencey Loco. El disco lo escuché por primera vez a mediados de los años 70, gracias a mi hermano Jorge -músico y melómano-, a quien tanto le gustaba el grupo canario de Los Sabandeños. 

El texto está basado en un poema del libro La tierra y la raza, del poeta tinerfeño Ramón Gil-Román. Fue precisamente hace un siglo, en 1919, cuando lo dio a conocer en público, si bien no fue hasta 1927 cuando fue editado en papel. Hubieron de pasar muchos años para que la segunda parte de su libro, titulada "El Mencey Loco", fuese escogida y adaptada por Elfidio Alonso, el
alma del famoso grupo Los Sabandeños. Él mismo se encargó de llevar a cabo el ensamblaje musical, que resolvió, por un lado, con fragmentos de diferentes palos de la canción popular canaria que Teobaldo Power había recopilado en el siglo XIX, como folías, isas, tajarastes o malagueñas; y por otro, como contraste, con otros palos musicales peninsulares. Y para la interpretación de la obra se aunaron la voz de un narrador, las excelentes voces del grupo y el empleo de una gran diversidad de instrumentos, donde cobran especial relieve el timple, la chácara, la flauta, la caracola o la tambora.

La cantata fue grabada en Madrid en 1974 y a principios del año siguiente se hizo la primera representación en público, concretamente en el Teatro Guimerá de Santa Cruz d Tenerife. De inmediato tuvo un gran éxito tanto en las representaciones hechas en directo como en el disco editado. No le faltaron problemas con la censura, lo que obligó a tener que hacer algunas modificaciones del texto que hoy pueden resultar ridículas. 

Estamos ante una historia, entre mítica y real, que cuenta lo ocurrido con el guanche Beneharo, el mencey de Anaga, que a finales del siglo XV hizo intentó hacer frente a la conquista castellana: "Oíd la doliente historia / de Beneharo el de Anaga, / el Mencey desventurado / que enloqueciera de rabia / al perder la libertad / de su estirpe y de su patria".

Beneharo puso en práctica una estrategia peculiar y frágil. Inicialmente dispuso de palos y piedras como armas. Luego, consciente de su debilidad ("más loco cuanto más cuerdo"), intentó llegar a un acuerdo con los conquistadores. Sin embargo, acabó engañado, lo que lo llevó a precipitarse desde lo alto de uno de los tantos barrancos que surcan la isla invocando a sus dioses: "¡Guañoth, Guañoth! / ¡Achamán, Achamán! / ¡Guañoth, Guañoth, Achamán… / Achamán repitió el eco. / Y el Mencey, de un salto ingente, /lanzó al abismo su cuerpo". 


Para saber más

Rafael Delgado Perera es autor del artículo "La Cantata del Mencey Loco y su peculiar prohibición", en el que se refiere a algunos pormenores de la gestación de la obra y los primeros momentos de su grabación y representación (La verdad de Lanzarote el 28-09-2018,  http://www.laverdaddelanzarote.com/opinion/rafael-delgado-perera/cantata-mencey-loco-peculiar-prohibicion/20180928021044018242.html).


Por otra parte, en el artículo "La Cantata del Mencey Loco" puede obtenerse información muy interesante sobre el autor y las vicisitudes del libro La tierra y la raza, la estructura de la obra musical, el texto completo y un breve comentario de cada una de las canciones (https://nuevepuertas.files.wordpress.com/2010/05/la_cantata_del_mencey_loco.pdf).


Por último, a través de la red electrónica puede escucharse la obra musical en su totalidad; merece la pena hacerlo (http://www.youtube.com/watch?v=z8OmDFmpUjQ).