sábado, 3 de agosto de 2019

Los retratos de Nicolás II y Lenin en el Museo del Hermitage pintados sobre el mismo lienzo



























En una de las estancias del Museo del Hermitage están expuestos los retratos de los zares y las zarinas de Rusia desde que la capital del imperio pasó a ser San Petersburgo. Por ella pasamos deprisa, no sin que al final, delante del retrato de Nicolás II, la guía nos indicara lo que podía verse por detrás. Poca gente se enteró, siendo de las pocas personas del grupo que hice caso de su sugerencia. La sorpresa fue que lo que se encontraba no era otra cosa que un retrato del mismísimo Vladimir Ilich Lenin, quedando al fondo una vista de la Fortaleza de Pedro y Pablo. 


La guía no nos dijo nada acerca del porqué de eso. La curiosidad, sin embargo, me ha llevado a indagar por la red, con un resultado en parte satisfactorio, como se desprende de la información aparecida en 2016 en numerosos medios de comunicación. A través de dos de ellos, Sputnik y Russia Beyond, podemos acercarnos a lo ocurrido, aunque aún quedan lagunas por aclarar. 

El retrato de Nicolás II fue realizado por Ilyá Galkin en 1896, el año de su coronación como zar, habiendo estado expuesto, al menos desde 1917, en el Salón de Actos de la Escuela Comercial de Petrovski de la entonces capital rusa. Tras la revolución esa institución pasó a ser la Escuela número 206, mientras que el cuadro fue retirado y guardado hasta que en 1924 otro artista, Vladislav Izmailovich, recibió el encargo de hacer un retrato del dirigente soviético, que había fallecido ese mismo año. Sin que se sepa por qué, el caso es que el artista decidió aprovechar el lienzo del último zar, pero sin hacer desaparecer su retrato. Para ello lo tapó con una pintura negra lavable y, a la vez, cumplió con el encargo encomendado aprovechando la otra cara del lienzo. Y así estuvo durante casi un siglo, cuando en 2013 se dio con la clave de lo ocurrido.

En 2013 se tomó la decisión de restaurar el cuadro de Lenin, dado el deterioro que sufría y a lo que también contribuyó la rotura accidental que en su parte 
inferior habían provocado en los años 70 varios alumnos del centro. Durante el peritaje llevado a cabo por especialistas de la Academia Stieglitz fue cuando se descubrió que tras la capa de pintura negra se escondía el retrato del último zar ruso. El proceso de recuperación/restauración del primigenio retrato de Nicolás II ocupó tres años. 

Sobre los artistas referidos, poco he podido saber de ellos. Galkin (1860-1915) trabajó dentro de un campo en el hacía una mezcla de los temas de las tradición artística rusa (retratos, paisajes, bodegones, pintura histórica...) y la técnica impresionista, habiendo realizado otros retratos del mismo emperador. Izmailovich (1872-1959), más joven, tuvo una trayectoria inicial parecida, si bien, tras la revolución de 1917, vivió de lleno el desarrollo del realismo socialista. Añadió a ello su faceta de profesor en varias instituciones de arte de San Petersburgo/Leningrado.