La prensa del sistema es monolítica en el problema ucraniano, ahora aderezado con el de Crimea. Las líneas editoriales de los diferentes medios, la mayor parte de las noticias que publican y la mayoría de las personas que emite explícitamente opinión no dejan de repetir sin cesar el mismo discurso. Hay que ir a los medios alternativos para poder encontrar una información mucho más variada, matizada y me atrevo a decir que argumentada. De los primeros medios hay pocas excepciones y entre ellas destaca una: Rafael Poch, corresponsal reconocido de La Vanguardia, que ha desarrollado su labor en mayor medida en Alemania, pero que conoce muy bien el Extremo Oriente y ahora se está desempeñando en los países del este europeo. Su trabajo resulta ejemplar, aportando no sólo análisis de gran interés, sino focos de información ricos y variados que alumbran en este paisaje mediático tan altamente manipulado. Sus crónicas pueden leerse en el periódico para el que trabaja, pero se ven reproducidas en varios medios alternativos, como es el caso de Rebelion, que lo hace prácticamente a diario desde que la crisis ucraniana está en la rabiosa actualidad.