domingo, 10 de marzo de 2013

Cerebrito y fundamentalista
























Dos cosas puedo decir de él. Una, que ha desarrollado una brillante carrera profesional. La otra, su vinculación con una confesión religiosa cristiana no católica. 


Lo primero no resulta extraño. Era un cerebrito. Estudié con él varios años, en la primaria y en el bachillerato. Siempre destacó por su brillantez en las Matemáticas. También era un excelente dibujante. Tenía buen trazo, aunque con tendencia a la técnica naif de los dibujos animados. El color era secundario para él, primando la línea y lo narrativo. Intenté aprender de él y hasta en alguna ocasión hasta lo imité. Perdí su pista cuando me alejé del colegio de curas. Sí supe de su marcha a Madrid a estudiar una ingeniería. La red me ha permitido averiguar que ha tenido una carrera profesional variada, donde aparecen algunas facultades universitarias, algún centro oficial de investigación y una aventura de ejecutivo empresarial que parece sólida. Por lo que he indagado, puede que hasta haya sido un pionero en el empleo de la informática. En todo caso, ha aunado su formación técnica, su innato dominio de las Matemáticas y algo que, por lo que he observado, ha adquirido por su paso por uno de los centros universitarios, a saber, la preocupación por la dieta alimenticia. 

Y pasando a lo segundo, sobre su relación con lo religioso, no me ha sorprendido tanto su vinculación con una confesión rara en nuestro país, como por las connotaciones que tiene. No sé si llegó a ella por su interés por el vegetarianismo o al contrario. Es igual. El caso es que está acusada de atentar contra los derechos humanos en los centros de enseñanza de los que disponen. Lugares donde se enfatiza la perspectiva creacionista de la vida. Y también de los que se dice que emplean técnicas de manipulación hacia menores que conllevan riesgo de destrucción de su personalidad. No son acusaciones baladíes. Las han hecho colegios de profesionales de la Psicología y varias instituciones oficiales. Y allí, dentro o en medio, se encuentra mi antiguo compañero de estudios, cerebrito y con una trayectoria profesional brillante.