Escribía el otro día acerca de la campaña lanzada por Nuevas Generaciones de Castellón contra adoctrinamiento en las aulas. Dos días después salió una noticia, proveniente de Valencia, en la que se decía que una profesora de la Universidad Cardenal Herrera CEU había soltado en su clase de la asignatura la "Doctrina social de la Iglesia" perlas como éstas: "aunque tu marido te sea infiel, la verdadera prueba de amor es seguir amándole con lágrimas en los ojos, como Jesús lloraba en a cruz"; "las mujeres maltratadas no deben separarse, porque eso es amor"; "el aborto en el caso de violación no es tolerable, porque, dentro de lo terrible de la violación, sacas algo bueno, que es un hijo: un don de Dios"; "lo niños de padres homosexuales tienen más trastornos de personalidad"; "la homosexualidad se puede reconducir"...
Gloria Casanova imparte en la Facultad de Periodismo de esa Universidad, vinculada a la Asociación Católica de Propagandistas, un grupo de claro signo conservador dentro de la Iglesia. Tras el revuelo desatado, la propia dirección de la Universidad ha salido al paso, aunque con tibieza, matizando que dentro de su ideario confesional no caben "opiniones extremas que deriven en menosprecio de la dignidad y la libertad de la persona humana". He podido leer que la profesora ya aclaró en la misma clase que sus opiniones no debían ser sacadas de contexto. En todo caso no ha querido hacer declaraciones. La indignación provocada llevó, al parecer, a que una parte del alumnado asistente se marchara del aula. En algún medio de comunicación se han podido escuchar declaraciones de estudiantes de esa Universidad mostrando su malestar y también se sabe que se han elevado numerosas quejas a las autoridades universitarias.
En la prensa conservadora no se ha comentado mucho la noticia. He podido leer, no obstante, una artículo de hoy en La Gaceta escrito por Julio Echevarría y que acababa con estas palabras: "Después de todo, lo que ha dicho Casanova es lo que cree cualquier católico: por terrible que sea el crimen de la violación, el niño no es culpable y no merece la muerte".