sábado, 9 de febrero de 2013

Casas Viejas, Jerome Mintz, el tiempo, la memoria...

He asistido esta mañana a un acto bonito y emotivo -gracias a la familia de Francisco Estudillo por la invitación- que estaba relacionado con los sucesos de Casas Viejas de enero de 1933. Más exactamente la matanza que hubo entre los días 10 y 12 de enero de 1933: "Diecinueve hombres, dos mujeres y un niño murieron. Tres guardias corrieron la misma suerte. (...) Decenas de campesinos fueron arrestados y torturados" (Casanova, 1996: 113). 

Existe en ese pueblo, llamado actualmente Benalup-Casas Viejas, una asociación que lleva el nombre del antropólogo estadounidense Jerome Mintz. Hoy ha entregado "las gorras de Mintz" -que no son otra cosa que las gorras jornaleras- a cinco familiares de otros tantos protagonistas de los sucesos: José Monroy, Pepe Pilar, Andrés Candón, Francisco Estudillo y Pepe Pareja. En ese acto también se ha hecho público que la Casa de la Cultura del pueblo va a llevar el nombre de Jerome Mintz. Poco después se inauguró una exposición de fotografías suyas, titulada "Los niños hombres".

Ha habido hoy dos protagonistas: el campesinado andaluz sufriente y Jerome Mintz. El campesinado que se rebeló contra la injusticia y que pagó cara su osadía. Por ello recibió plomo y fuego, y, quizás lo peor, fue condenado al silencio. Y fue el antropólogo estadounidense quien contribuyó a sacarlo de ese silencio, dando voz a sobrevivientes, a descendientes... y visibilizando su miseria, pero también su dignidad. Sus estancias en el pueblo gaditano en los todavía difíciles años 60 le permitieron llevar a cabo un trabajo de campo donde reunió testimonios y sentimientos. A sus habitantes se lo agradeció: "ellos fueron mis maestros: valientes, generosos y francos" (Mintz, 1999: p. 19). El fruto, su obra  Los anarquistas de Casas Viejas. Editada en 1982 en EEUU, hubo de esperar más de una década a que se hiciera en España por la Diputación de Cádiz.  

Y se han dicho palabras bonitas. A Carla Mintz -hija de Jerome- le hubiera gustado que su padre estuviera enterrado en algún lugar, pero considera que "este edificio es mucho mejor, porque celebra su vida y no la muerte". Una nieta de Pepe Pareja, a quien calificó de "un poco filósofo", transmitió algo que oyó en casa parecido a esto: "la verdad es sencilla, clara, pura; la mentira se adorna". Salustiano Gutiérrez, historiador y profesor en el instituto del pueblo, fue rotundo cuando marcó el objetivo del acto y tantos otros: "recuperar la dignidad". Y hasta la comparsa Los americanos, que dedicó al propio Mintz una de sus canciones, nos recordó que "estamos hechos de tiempo".


Obras referidas

Casanova, Julián  (1996). De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939). Barcelona, Crítica.
Mintz, Jerome (1999). Los anarquistas de Casas Viejas. Granada, Diputación de Granada / Diputación de Cádiz.