El año pasado escuché por primera vez la expresión "espantá de Málaga" para referirse a la huida y masacre de la población civil tras la ocupación de la ciudad por las tropas sublevadas a principios de febrero de 1937. La hizo un alumno, que me propuso ese tema como un trabajo de clase. La llegada de las tropas sublevadas, ayudadas decisivamente por las milicias fascistas y la aviación italianas, provocó tal pánico entre la población de la capital malagueña, lo que originó una huida masiva de decenas de miles de personas -hay fuentes que se acercan a 150.000- por la carretera de Almería. En el camino fueron quedando varias miles ametralladas y bombardeadas con ferocidad y sin piedad desde mar y aire. Un horror sobre otro (Barranquero, 1994 y 2011; Beevor, 2055; Nadal, 1985; Prieto, 2011).
No huían por capricho. Quienes se quedaron en la ciudad hubieron de sufrir la represión más feroz. Peor que en Sevilla, que en Badajoz... Miles y miles. La Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica ha documentado la existencia de 4.471 personas fusiladas sólo en el cementerio de San Rafael de la capital (Fernández, 2012: 197-198). Para la provincia se habla de muchas más. ¿16.952, como apuntó en 1944 el que fuera cónsul británico en la ciudad durante la guerra? (Beevor, 2005: 57). Hubo quien desde su puesto de fiscal militar empezó a sentar las bases de su ascenso en el escalafón del régimen, como fue el caso de Carlos Arias Navarro, apodado el "carnicerito de Málaga", que llegó a ser jefe de gobierno entre 1974 y 1976.
Norman Bethune, un médico canadiense que fue testigo de lo ocurrido mientras atendía a las víctimas, escribió ese mismo año The crimen on the road Malaga-Almeria, narrative with graphics documentes revealing facist cruelts. El horror que vieron su ojos le llevó a escribir cosas como ésta: "Miles de niños, contamos unos cinco mil de menos de diez años, y al menos mil de ellos iban descalzos y muchos de ellos cubiertos con una sola prenda" (Nadal, 1985: 461).
El mundo de literatura no se olvidó de lo que ocurrió en Málaga. El poeta malagueño Emilio Prados ("Ay dolor, dolor del viento, / dolor del cielo y del agua, / dolor de espigas tronchadas!"), el peruano César Vallejo ("¡Málaga, que estoy llorando. / ¡Málaga, que lloro y lloro!") o el chileno Pablo Neruda, que en su España en el corazón (2004: 46), publicada en 1938, decía:
Málaga arada por la muerte
y perseguida entre los precipicios
hasta que las enloquecidas madres
azotaban la piedra con sus recién nacidos.
Furor, vuelo de luto
y muerte y cólera,
hasta que ya las lágrimas y el duelo reunidos,
hasta que las palabras y el desmayo y la ira
que son sino un montón de huesos en un camino
y una piedra enterrada por el polvo.
Fue la muerte. Que sigue presente.
Bibliografía de referencia
Barranquero, Encarnación (1994). Málaga entre la guerra y la posguerra. El franquismo. Málaga, Arguval.
Barranquero, Encarnación (2011). "Fuera del reino de la cordura... Represión en Málaga, 1937-1939", en La represión franquista en Andalucía, edició extraordinària de Memòria antifranquista del Baix Llobregat, n. 7, http://www.memoria-antifranquista.com/biblio/MAF11.pdf. Cornella de Llobregat.
Beevor, Antony (2005). La guerra civil en española. Barcelona, Crítica.
Fernández, Andrés (2012). "Los trabajos en las fosas comunes del cementerio de San Rafael (Málaga): metodología arqueológica y fuentes documentales", en Revista Andaluza de Archivos, n. 5, enero-junio, http://www.todoslosnombres.org/php/verArchivo.php?id=6274.
Nadal, Antonio (1985). Guerra Civil en Málaga. Málaga, Arguval.
Neruda, Pablo (2004). Poema "Tierras ofendidas", en España en el corazón. Edición facsímil, Sevilla, Renacimiento.
Prieto, Lucía (2011). "Málaga 1937. El año de Némesis", en La represión franquista en Andalucía, edició extraordinària de Memòria antifranquista del Baix Llobregat, n. 7, http://www.memoria-antifranquista.com/biblio/MAF11.pdf. Cornella de Llobregat.