Y es que Niemeyer no ha sido un arquitecto cualquiera. Atrevido en sus formas, se inspiró en su maestro Le Corbusier para hacer del hormigón, el acero y el vidrio algo más que meras formas funcionales. Alejado de la rigidez de la línea recta y el ángulo recto, hizo de las líneas curvas un reflejo de la naturaleza y hasta del cuerpo humano. En ellas vio las montañas, las olas del mar, la sinuosidad de los ríos o la sensualidad del cuerpo femenino. Por eso su edificios nos ofrecen la armonía de lo cóncavo y lo convexo, de lo vertical y lo horizontal, de la luz y de la sombra... Atrevido también en lo político, fue militante comunista desde joven. Pese a su longevidad, casi punto de cumplir los 105 años, nunca abandonó ni su partido ni menos sus ideas. Anheló la fraternidad universal, que la vio incompatible con el egoísmo del capitalismo. En cierta ocasión dijo que "si la miseria se multiplica y la oscuridad nos envuelve, ahí vale la pena encender una luz y arriesgar". Eso fue su vida, un atrevimiento permanente, y la curva, la metáfora perfecta de la vida.
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jueves, 6 de diciembre de 2012
La curva libre y sensual de Oscar Niemeyer
Y es que Niemeyer no ha sido un arquitecto cualquiera. Atrevido en sus formas, se inspiró en su maestro Le Corbusier para hacer del hormigón, el acero y el vidrio algo más que meras formas funcionales. Alejado de la rigidez de la línea recta y el ángulo recto, hizo de las líneas curvas un reflejo de la naturaleza y hasta del cuerpo humano. En ellas vio las montañas, las olas del mar, la sinuosidad de los ríos o la sensualidad del cuerpo femenino. Por eso su edificios nos ofrecen la armonía de lo cóncavo y lo convexo, de lo vertical y lo horizontal, de la luz y de la sombra... Atrevido también en lo político, fue militante comunista desde joven. Pese a su longevidad, casi punto de cumplir los 105 años, nunca abandonó ni su partido ni menos sus ideas. Anheló la fraternidad universal, que la vio incompatible con el egoísmo del capitalismo. En cierta ocasión dijo que "si la miseria se multiplica y la oscuridad nos envuelve, ahí vale la pena encender una luz y arriesgar". Eso fue su vida, un atrevimiento permanente, y la curva, la metáfora perfecta de la vida.