El Papa Benedicto XVI está de visita en nuestro país. Hoy en Santiago de Compostela y mañana en Barcelona. Es una visita polémica. Protestan las asociaciones laicistas y algunos partidos de izquierda, como IU, ERC... Lo hacen también grupos de cristianos de base y hasta víctimas de la pederastia de curas. No ha protestado el PSOE y menos el gobierno, que no quiere hacer de esto un motivo de confrontación con la derecha. Da la sensación de que el PP lo tiene bien cogidito por los cataplines. Está siendo también una visita cara, que costará algunas decenas de millones de euros a la Xunta, a la Generalitat y al gobierno central. El entusiasmo con que ha acogido la feligresía católica al Papa está siendo más bien frío, lejos de las que vivió su antecesor. Hasta se están vendiendo menos baratijas. Y esta mañana, en su llegada, Benedicto XVI ha dicho una frase clamorosa: "en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta". Y a uno, que no tiene ganas de discutir ni de pensar mucho, no se le ocurre otra cosa que hacer uso del gracejo andaluz: ¡ay, qué lizto ereh, mi arma!