jueves, 9 de septiembre de 2010

El infinito, según Pablo Neruda y Gioconda Belli























En 1970 salió a la luz el libro de Pablo Neruda La espada encendida. A través de la historia de Rhodo (Adán) y Rosía (Eva) el poeta hace una interpretación personal, y bella a la vez, del mito de la expulsión del paraíso, toda una parábola fuertemente cargada de un humanismo que hace inútil cualquier connotación divina de la existencia. Casi al final del libro Neruda pone en la boca de Rhodo estas palabras dirigidas a Rosía:

Fue entonces: tú llegaste del incendio
y con la autoridad de tu ternura
comencé a continuarme y a extenderme.

Tú eres el infinito que comienza.

Los últimos versos son un diálogo entre los dos protagonistas acerca de su destino, que es el de la humanidad: 

Dice Rosía: Rompimos la cadena.
Dice Rhodo: Me darás cien hijos.
Dice Rosía: Poblaré la luz.
Dice Rhodo: Te amo. Viviremos.
Dice Rosía: Sobre aquellas arenas
diviso sombras.
Dice Rhodo: Somos nosotros mismos.
Dice Rosía: Sí, nosotros, al fin.
Dice Rhodo: Al principio: nosotros.
Dice Rosía: Quiero vivir.
Dice Rhodo: Yo quiero comer.
Dice Rosía: Tú me diste la vida.
Dice Rhodo: Vamos a hacer el pan.
Dice Rosía: Desde toda la muerte
llegamos al comienzo de la vida.
Dice Rhodo: No te has visto?
Dice Rosía: Estoy desnuda. Tengo frío.
Dice Rhodo: Déjame el hacha.
Traeré leña
Dice Rosía: Sobre esta piedra
esperaré para hacer el fuego.

Casi cuarenta años después, en 2008, la escritora nicaragüense Gioconda Belli escribió la novela El infinito en la palma de la mano, donde hace su propia interpretación del mito, quizás más atrevida en el uso de personajes y con un matiz más favorable a revalorizar el protagonismo de la mujer a través de la figura de Eva. Ésta, en diálogo con la serpiente, anuncia el destino de su nuera Aklia, esposa de Abel, y sus descendientes:

No sufrirán la ceguera de la inocencia, el anhelo de saber de la ignorancia. No necesitarán comer frutas prohibidas para conocer el Bien y el Mal. Lo llevarán con ellos. Sabrán que el único Paraíso donde es real la existencia es aquel donde posean la libertad y el conocimiento.

La liberación y la solidaridad.