miércoles, 18 de mayo de 2016

Otro barco de guerra en Barbate

Desde hace tiempo me gusta ir paseando junto a la playa camino del trabajo. Hacerlo a las primeras horas de la mañana resulta reconfortante. Permite percibir los cambios estacionales en la luz o las diferentes coloraciones del mar y el cielo según esté el tiempo. No hay silencio, porque las olas, las gaviotas y en ocasiones el viento se encargan de emitir sus sonidos como un fondo musical que se agradece. Está el leve trasiego de pequeños barcos que entran y salen del puerto, y que a veces dejan sentir el rugir de sus motores, pero sin que su ruido altere en demasía. Las últimas semanas, como cada primavera, son los artilugios y las barcazas de la almadraba lo que llama la atención sobre el cercano horizonte. Hoy, sin embargo, se ha incrustado un barco de guerra en la bahía barbateña. Como lo han hecho los aviones que surcan el cielo en sus vuelos rasantes. En la imagen vemos el artefacto de guerra como un elemento distorsionador de la belleza que puede contemplarse desde el paseo marítimo. En el Rompeolas de la Paz tapizado de colores que nos dejó Luis Valverde, la mujer desgarrada que mira a la lejanía buscando a sus hombres de la mar se sentirá horrorizada. El pequeño faro de la segunda punta del puerto flaqueará en la luz que despide cada noche. Y hasta la almadraba, invisible en la fotografía, notará su presencia con su cercanía.