jueves, 25 de junio de 2015

El bendito Fermín Salvochea y el alcalde de Cádiz

En el discurso de investidura como alcalde de Cádiz José María González Santos recordó a Fermín Salvochea, que fue alcalde de la ciudad durante la Primera República. Buscaba entroncar el comienzo de su mandato con la tradición progresista, e incluso revolucionaria, de la ciudad y la provincia. En la derecha política y mediática mucha gente se quedó sorprendida porque no sabían quién era ese personaje. Indagando acerca del susodicho, fueron descubriendo que fue, entre tantas cosas, uno de los impulsores del anarquismo en Andalucía, lo que, de entrada, ya les abría un camino para lanzarse a la yugular del que hoy es el primer edil gaditano. Si a eso se une que al poco de hacer posesión de su despacho González tomara la decisión de sustituir el retrato del actual rey por el de Salvochea o que se haya metido a eso de frenar desahucios, la ocasión se les ha puesto piripintada. Pero hay más, porque el alcalde, amante del mundo del carnaval, es conocido con el pseudónimo de Kichi, lo que les debe resultar repulsivo y está originando que sea motivo de una mofa poco creativa y mucho de zafia.   
Hace unos años -casi veinte ya- escribí para Debate Ciudadano una breve reseña de Fermín Salvochea, una de tantas que dediqué a largo de varios a diversos personajes que eran referentes de la tradición revolucionaria y popular. En esa ocasión conté con la colaboración del amigo, artista y entonces compañero de trabajo Joaquín "Tato" Cort, que realizó en dibujo a tinta un excelente retrato de Salvochea. Y lo de la tradición popular a que me refería le iba al pelo, pues se sabe que su entierro, allá por el año 1907, fue una -si no la primera- de las congregaciones de gente más numerosas habidas en la capital gaditana. Huelga decir por ello que fue una persona muy querida y su recuerdo se ha mantenido vivo en la memoria de bastante gente. Incluso en 2004 una comparsa utilizó el nombre de "El batallón de Salvochea" para participar en el carnaval y no han sido pocas las agrupaciones que en alguna ocasión le han dedicado algunas letras.

Maldito para quienes no entienden eso de luchar por una vida mejor para todas las personas sin excepción, dejo aquí la reseña que escribí en 1996, breve, pero creo que ilustrativa de lo que fue la vida y obra del bendito -¿por qué no calificarlo así?- Fermín Salvochea:

Nacido en Cádiz en 1842, en una familia de ricos comerciantes, se integró desde joven en proyectos sociales alternativos y participó en  acontecimientos políticos como la revolución de 1868 o la revolución cantonalista de 1873. Republicano federal, fue elegido alcalde de Cádiz en marzo de 1873 y presidente del cantón de la ciudad en el verano, razón por la cual fue condenado a cadena perpetua cuando el general Pavía acabó con la Iª República. Como fundador y redactor de El Socialismo en 1888 inicia una nueva etapa en su vida, vinculada a las ideas anarquistas, de las que fue uno de los principales propagandistas, criticando el régimen parlamentario por corrupto y defendiendo una sociedad nueva igualitaria y formada por individuos libres. "En un orden social basado en la injusticia y la desigualdad nadie debe ser feliz. La Revolución vendrá a distribuir el bien, la paz y la armonía entre todos los habitantes de la Tierra, sin tener para nada en cuenta las diferencias de color y raza", escribió. Consideraba que había que ser consecuentes con las ideas mediante el comportamiento personal y por eso su vida fue un modelo de constancia, sacrificio y abnegación: pasó un tercio de su vida en la cárcel y vivió pobre. A su entierro acudieron decenas de miles de personas cuando murió en 1907, seguro que como homenaje a su vida.

(Debate Ciudadano, n. 10, julio-agosto de 1996).

(Dibujo realizado por Joaquín "Tato" Cort)



Post scriptum

Acabo de leer un artículo del conocido comparsista gaditano Juan Carlos Aragón -compañero mío de trabajo en el instituto, una vez más, este curso que acaba- que ha titulado "El Kichi Ése". Hace una crítica mordaz y sagaz de quienes, entre otras cosas, utilizan la figura de Salvochea para meterse con el alcalde de Cádiz. Genial -una vez más- es lo menos que puede decirse de Juan Carlos, cuya pluma se ha posado como una colleja sobre la cabeza de ese facherío rabioso que no deja de ser expresión de lo más rancio del mundo en que vivimos.