Los mineros
asturianos del carbón fueron durante décadas uno de los principales componentes
del movimiento obrero de nuestro país. También de su imaginario. Fue en sus
pozos –en el celebérrimo pozo María Luisa está un grupo encerrado en huelga de
hambre- donde nacieron las primeras comisiones obreras, expresión del renacer
de ese movimiento durante el franquismo. Sus luchas y su sacrificio
contribuyeron a extender una conciencia que, no perdida, había sido duramente
reprimida desde la guerra civil. El propio Pablo Picasso, como tanta gente del mundo de la cultura, plasmó su solidaridad en 1962, el año de la primera gran huelga general antifranquista. Cuando yo era jovencito, recién
muerto el dictador y con ganas de cambiar el mundo, entonábamos, entre tantas otras,
las canciones de Chicho Sánchez Ferlosio que ponían de relieve la acción
colectiva de tanta gente. Y una de ellas me ha venido a la mente, porque
ilustra lo que estamos viendo por los medios de comunicación:
Hay una lumbre
en Asturias
que calienta
España entera
y es que se ha
levantado
toda la cuenca
minera.
Ale,
asturianos,
están nuestros
destinos
en vuestras
manos...