domingo, 23 de octubre de 2011

Las Brigadas Internacionales, en el corazón

Ayer se inauguró en la Ciudad Universitaria de Madrid un momento dedicado a los brigadistas internacionales que combatieron en el bando republicano durante la Guerra Civil. Entre los varios centenares de personas asistentes estuvieron cuatro brigadistas, nonagenarios ya: David Lomon, Joseph Almudever, Erik Ellman y Vincent Almudever. Son ya pocos los que van quedando sobre los aproximadamente 30.000 que llegaron a nuestras tierras para luchar contra el fascismo. Llevan muchos años intentando su reconocimiento y no quedar en el olvido, para lo que la labor que están realizando numerosas personas resulta imprescindible. Entre ellas las que componen la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, que a la par que numerosos colectivos repartidos por el país organizan actos de diverso tipo (charlas, marchas, homenajes...), editan y difunden publicaciones, o promueven monumentos  que den un soporte material y visual a la contribución desinteresada que hicieron. Es el caso del monumento ayer inaugurado, diseñado por una comisión de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, coordinada por la profesora Dolores Fernández. Ha sido importante la ayuda prestada por el rector, José Carrillo, que no se ha arrugado en un tema que sigue resultando espinoso para las autoridades y que ha provocado presiones para que no se llevara a cabo, incluido un recurso legal. Sé que en todo este trabajo la aportación de mi hermano Seve ha sido primordial. Siendo él presidente de la asociación ("la AABI", como siempre me dice) promovió que se levantara el monumento, buscando colaboración en el profesorado de Bellas Artes, que elaboró varios proyectos, y buscando también la del rector, cuya postura fue decisiva. Desde ayer, con motivo del 75 aniversario de su fundación, los jardines de la Ciudad Universitaria cuentan con un nuevo habitante cargado de fuerte simbología: dos planchas de acero a escala humana pintadas de rojo y blanco; ésta, calada con una estrella de tres puntas, a través de la cual se puede ver el rojo de la otra, alude al corazón.