La isla de Patmos, cercana a las costas de Turquía, está vinculada a uno de los personajes principales de los orígenes del cristianismo y, por ello, de las leyendas que se han ido trasmitiendo en el tiempo. Estamos hablando de Juan el Teólogo, sobre quien no existe acuerdo si se trata también del cuarto evangelista. En esas leyendas se le ha atribuido la autoría del Apocalipsis, ordenado como el último libro del Nuevo Testamento, y a la isla de Patmos como el lugar donde recibió las revelaciones divinas para su redacción. En honor de ese personaje se construyó a finales del siglo XI un monasterio, situado en la localidad de Chora y en la parte alta de la isla, que gozó desde el primer momento de la protección y los privilegios de los emperadores bizantinos hasta la ocupación otomana en el siglo XV. Su sencilla iglesia contiene la iconografía propia del arte bizantino, desde la representación del Pantocrátor o Todopoderoso, rodeado de una corte de querubines, hasta la de la Teotokos o Virgen con el Niño, pasando por escenas relativas al Nuevo Testamento o la vida de Juan el Teólogo. A ello hay que unir una variada colección de cuadros y objetos religiosos, conservados en el actual museo, así como de una rica biblioteca.
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martes, 1 de noviembre de 2022
El Monasterio de Juan el Teólogo en la isla de Patmos
La isla de Patmos, cercana a las costas de Turquía, está vinculada a uno de los personajes principales de los orígenes del cristianismo y, por ello, de las leyendas que se han ido trasmitiendo en el tiempo. Estamos hablando de Juan el Teólogo, sobre quien no existe acuerdo si se trata también del cuarto evangelista. En esas leyendas se le ha atribuido la autoría del Apocalipsis, ordenado como el último libro del Nuevo Testamento, y a la isla de Patmos como el lugar donde recibió las revelaciones divinas para su redacción. En honor de ese personaje se construyó a finales del siglo XI un monasterio, situado en la localidad de Chora y en la parte alta de la isla, que gozó desde el primer momento de la protección y los privilegios de los emperadores bizantinos hasta la ocupación otomana en el siglo XV. Su sencilla iglesia contiene la iconografía propia del arte bizantino, desde la representación del Pantocrátor o Todopoderoso, rodeado de una corte de querubines, hasta la de la Teotokos o Virgen con el Niño, pasando por escenas relativas al Nuevo Testamento o la vida de Juan el Teólogo. A ello hay que unir una variada colección de cuadros y objetos religiosos, conservados en el actual museo, así como de una rica biblioteca.