domingo, 20 de noviembre de 2022

Ha fallecido Hebe de Bonafini, pionera de las heroicas Madres de la Plaza de Mayo


Me acabo de enterar del fallecimiento de Hebe de Bonafini. Una de las figuras más representativas de las heroicas Madres de la Plaza de Mayo, un grupo que presidió casi desde su fundación. Dos de sus tres hijos, así como una nuera, fueron víctimas mortales de la represión llevada a cabo por el gobierno militar argentino. Tras sus detenciones entre 1977 y 1978, todavía se sigue sin saber dónde se encuentran sus cuerpos. Eso la llevó a iniciar una lucha que ha durado hasta su muerte, que ha sucedido cuando estaba a punto de cumplir 94 añosOtra de esas mujeres sufrientes, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, ha declarado sobre ella: "Personas así llenan la historia". 

En octubre de 1997 le dediqué una breve semblanza en el número 21 de Debate Ciudadano de Barbate, la cual reproduzco: 

"En 1977, un año después de que los militares se hiciesen con el poder en Argentina, un grupo de mujeres de más de cincuenta años empezó a reunirse todos los jueves en la plaza de Mayo de Buenos Aires, frente al palacio presidencial, y se dedicaron a dar vueltas de la pirámide situada en el centro. Ataviadas con un pañuelo sobre la cabeza, que se ha convertido en su verdadero símbolo, querían averiguar dónde estaban sus hijos e hijas, e incluso sus nietos y nietas, al principio con una cierta candidez ("me dirijo al presidente, pero también al hombre, al padre, al hijo (...). Quiero creer en los gobernantes y solicito de usted una audiencia (...). Le escribo con el corazón de madre", escribió en una ocasión Hebe de Bonafini al general Videla). Entre estas mujeres destacaron Graciela Fernández, Estela de Carlotto o Marta Oyanahrte, pero quizás sea Hebe de Bonafini la que mejor haya representado al conjunto. Era una corriente ama de casa y madre de dos desaparecidos, que con su verbo rápido y contundente ("la rabia puede cambiar el mundo") ha expresado con emoción un mensaje lleno de amor y esperanza ("queremos a nuestros hijos, que nos digan dónde están"). Despreciadas en los primeros años (las llamaban "las locas de la plaza de Mayo"), desafiaron la dictadura con valentía y decisión ("siempre en el límite de lo permitido, pero una razón interior nos impedía medir nuestros riesgos") y pronto su presencia se hizo sentir por todo el mundo. Hebe se ha entrevistado con jefes de gobierno, ha visitado los distintos organismos internacionales políticos o humanitarios y su rostro no ha parado de salir por los medios de comunicación. Acabada la dictadura prosiguieron su lucha para que los culpables de la terrible represión durante los 7 años de dictadura fueran juzgados y condenados. A pesar del demoledor informe que presentó una comisión presidida por el escritor Ernesto Sábato (certificaron 9.000 personas desaparecidas, aunque se habla de 30.000) y de que en 1985 el juicio a los  nueve miembros de las juntas militares acabara con tres cadenas perpetuas, las presiones sobre los presidentes  Alfonsín y Menem posibilitaron la aprobación de medidas legales entre 1986 y 1990 que han exonerado de las responsabilidades por sus crímenes a los otros implicados y han acabado por indultar a los condenados. "No nos reconciliaremos jamás con los asesinos", ha dicho Hebe, que sigue dispuesta a continuar la lucha: "contamos con nuestras propias fuerzas, no cederemos, no nos callaremos".