Contra viento y marea Gibert no desistió en su empeño, corroborando y reforzando con nuevos hallazgos e investigaciones científicas, tanto propias como de otras personas, que lo que se descubrió en 1982, lejos de ser un montaje, era verídico. Con el paso de los años consiguió ganarse el apoyo y reconocimiento de equipos de investigación de algunas universidades o el paleontólogo Emiliano Aguirre, que fue el primer director del yacimiento de Atapuerca. No han abundado las autocríticas, entre las que se encuentran las de José María Bermúdez de Castro o Eudald Carbonell, dos de los codirectores del yacimiento de Atapuerca, si bien hechas tras su muerte.
A los pocos días de mi visita a Orce escribí una entrada sobre ello: "Los yacimientos arqueológicos de Orce". Y lo hice por un doble motivo: me resultó muy interesante lo que vi, a la vez que me permitió rememorar la polémica surgida años atrás y que había seguido por la prensa (léase en este caso El País, que tomó partido por los detractores de Gibert); pero, ante todo, lo hice por lo que consideré que era un acto de justicia hacia la persona maltratada, después que me hubiera documentado acerca de lo ocurrido a través de la lectura de varias publicaciones.
A principios de mayo pasado Rebelión publicó el artículo "El 'hombre de Orce' 40 años después", escrito por Alfredo Iglesias Diéguez, cuyo título rememora el famoso descubrimiento del fósil VM-0 en el verano de 1982, precisamente por dos estudiantes de bachillerato que formaban parte del equipo de trabajo, seis años después de que Gibert iniciara su investigación. El autor no se queda ahí, porque lo que hace es exponer los aportes hechos por Gibert en el campo de la paleoantropología a lo largo de su carrera y en especial el nuevo paradigma que abrió con el descubrimiento del Hombre de Orce y las conclusiones a las que llegó.
Con motivo del 40 aniversario de ese descubrimiento el Ayuntamiento de Orce ha organizado para el próximo 7 de agosto un homenaje en honor a José Gibert Clols. Se trata de una institución en la que sus diferentes gobiernos municipales han apostado por la labor que realizó e impulsó, en lo que se incluye la creación del Museo de Prehistoria de Orce, donde están depositados vestigios arqueológicos y antropológicos relevantes. Aunque falleció en 2007, a los pocos días sus cenizas fueron esparcidas por el lugar, dentro de un acto de homenaje organizado para la ocasión.
Junto al yacimiento de Venta Micena se ha erigido un placa en la que puede leerse: "(...) en reconocimiento por su tenaz labor investigadora en Orce y su gran contribución al conocimiento de la paleoantropología, en recuerdo de su extraordinaria figura humana y científica".
Y precisamente por ello el pasado 25 de julio el propio Alfredo Iglesias Diéguez le ha dedicado otro artículo, en esta ocasión con el título de "José Gibert y la democratización de la ciencia", publicado en la misma revista electrónica. Al comienzo no deja lugar a dudas que estamos ante "una
persona excepcional, un gran maestro y un científico brillante, cuya actividad
científica siempre estuvo estrechamente vinculada a su compromiso social y
político, por eso, una de las principales preocupaciones de José Gibert fue la
democratización de la ciencia".
A lo largo del contenido del artículo su autor va desgranando las principales aportaciones científicas hechas por Gibert. Una de ellas tiene que ver con el estrecho de Gibraltar como vía de comunicación entre África y Europa desde hace más de un millón de años. Otra tiene que ver con el papel jugado de las dispersiones humanas en la diversificación y la coexistencia espacio-temporal entre varias especies humanas. Sin olvidarnos tampoco, entre otras más, la
importancia que han tenido en el proceso de evolución humana aspectos como la cooperación, el altruismo y la solidaridad, hasta el punto de haber reconocido, allá por 1985, que la "el hombre
no es biológicamente agresivo, sin solidaridad no hubiese sobrevivido".
Ya al final del artículo, a modo de síntesis, se apunta lo siguiente: "hoy, en un momento en que la forma de hacer ciencia que promovió José Gibert, con equipos
interdisciplinares, una gran presencia femenina y una organización matricial,
se está imponiendo en los equipos de investigación científica frente a otras
formas más autoritarias -directamente heredadas del franquismo-; hoy, en un
momento en que, ya lo hemos dicho, muchas de las tesis que sostuvo en su
momento, están plenamente asumidas por la comunidad científica internacional".
(La primera foto se ha obtenido desde el documental El Hombre de Orce (homenaje a José Gibert), que merece la pena verse).