sábado, 1 de agosto de 2020

Murió Eusebio Leal Spengler, el Historiador de la Ciudad de La Habana


































Hace 13 años tuve la ocasión de visitar Cuba y, por supuesto, La Habana. Fue cuando oí hablar por primera vez de Eusebio Leal y del apelativo con el que se le conocía: el Historiador de La Habana o, también, el Historiador de la Ciudad. Y hacerlo también de la responsabilidad oficial que tenía: dirigir la Oficina del Historiador.


Formado en esa disciplina universitaria, estaba especializado en Arqueología y llegó a serlo también en la restauración de conjuntos históricos, cosa que hizo en Italia. Poco a poco se fue abriendo un hueco en la dirección de programas de recuperación de edificios históricos, hasta que en 1981 se le encomendó la coordinación de las inversiones tendentes a la recuperación de su centro histórico. Al año siguiente el perímetro de las murallas y las fortalezas fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Y así, a lo largo de las décadas siguientes, lo que hoy se conoce como La Habana Vieja ha ido recuperando buena parte de los aspectos formales que el paso del tiempo había ido deteriorando.

Consciente de la tarea que estaba desarrollando, no la valoró como algo personal, sino producto de un trabajo colectivo. Supo reconocer lo que aprendió de sus maestros y no le faltó hacerlo también con Fidel Castro. En una de sus últimas entrevistas, del octubre de 2019, se expresó en estos términos: "esa obra es la expresión política del Estado de preservar su patrimonio cultural contra toda alternativa. Eso está en la memoria de aquellas palabras memorables de Fidel en la UNEAC cuando habla del papel de la cultura; (...) cuando él se refiere a lo que ha de ser Cuba en el futuro, un país de hombres de ciencia y de cultura".

En la visita a la capital cubana pasear por las calles de La Habana Vieja resulta un verdadero placer, donde se conjuga la belleza de los edificios, cada vez más  recuperados, y el bullicio de las gentes, donde la música juega un papel primordial. Es lo que pude percibir en 2007. 

La muerte de  Eusebio Leal supone una gran pérdida. Era un hombre sabio, reconocido a nivel internacional y, quizás sobre todo, muy querido por su pueblo, en especial el habanero, que lo apreciaba sobremanera. La semilla que ha sembrado en generaciones más jóvenes y la voluntad de su pueblo seguirán siendo los baluartes para que pueda proseguir su obra. 

Y recordando lo que un día escuchó de los canteros de Cantón, hizo suyo este proverbio: "La mano ejecuta, lo que el corazón manda".