jueves, 1 de junio de 2017

La Fundación Salvador Seguí hace un balance del Congreso "Las otras protagonistas de la Transición"

La Fundación Salvador Seguí, vinculada al sindicato CGT, ha publicado dos números donde ofrece una información muy interesante sobre el Congreso de Historia "Las otras protagonistas de la Transición. Izquierda radical y movilizaciones sociales", celebrado en Madrid los pasados 24 y 25 de febrero. Como grupo que ha organizado el evento, junto con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid y la International Oral History Association, su valoración resulta de gran importancia. 

En el mes de marzo le dedicó un número especial del Boletín de Novedades, en el que se hacía una descripción de distintos aspectos relacionados con la organización y el transcurso del Congreso. Recientemente en el Editorial del número 19, correspondiente a los meses de mayo y junio, se ofrece una información más pormenorizada de diversos aspectos cuantitativos, en cuanto al número de participantes, comunicaciones, mesas, procedencia geográfica, etc.; pero, sobre todo, de su contenido, del que se hace un tratamiento pormenorizado de sus diversos aspectos.  A lo largo de las siguientes líneas voy a hacer un resumen de las principales conclusiones que se presentan. 

En primer lugar se remarca el objetivo principal del Congreso, que ha sido el de "contribuir a un relato sobre la transición española que incorpore y calibre la contribución de la movilización social a los procesos políticos desencadenados tras la muerte de Franco". Se aclara a continuación el doble sentido que se le da al término radical, que remite tanto a "una postura fundada en principios y contraria a los acuerdos consensuados por los principales partidos políticos" reformistas, como por el efecto contrario que ha generado el peso adquirido por quienes asumen "que el tránsito a la democracia fue un efecto del acuerdo voluntario entre fuerzas mayoritarias moderadas y conciliadoras". Todo esto conlleva poner en un primer plano las luchas populares tradicionales (obreras y campesinas), el inicio de nuevos movimientos socio-políticos (feminismo, ecologismo, antimilitarismo...) y las experiencias y expresiones culturales organizadas.

Entre los logros del Congreso se destaca, en primer lugar y como más importante, "la actitud de los asistentes ante el intercambio crítico de opiniones desde el respeto a  la discrepancia y al diálogo como bien común por encima de intereses personales". Así mismo, se resaltan el haber perfilado "un campo de investigación histórica y reflexión memorialista de importantes posibilidades para el futuro"; y la reivindicación de la esfera pública como "un espacio cultural que, aunque procedente del pasado, apela a la conciencia ciudadana crítica en el presente".

A lo largo de dos días las mesas en que se trataron los distintos temas acogieron, abriendo metafóricamente sus fronteras separadoras, una interrelación entre el conocimiento reglado propiamente académico y las aportaciones de los recuerdos personales. La historia y la memoria lo que consiguen es "dignificar el conocimiento que procede de la experiencia". De esta manera, ha resultado pionera la transferencia intergeneracional entre quienes fueron testigos de las experiencias vividas hace años y quienes en la actualidad tienen cualquier tipo de interés por conocer más desde el campo de los estudios universitarios, el de la investigación histórica o el de la propia ciudadanía. 

El campo de análisis que se ha abierto no deja de ser complejo y diverso a la vez. Dos rasgos que, como se dice, pertenecen a la consustancialidad del universo de la izquierda radical y las movilizaciones que se dieron durante esos años. Eso conlleva una mayor "sensibilidad hacia un mundo entero de subalternidades", cuyas identidades en muchos casos permanecen ocultas o invisibilizadas, y en otros aún no se han identificado.    

En la relación entre el pasado y el presente se resalta, per se, su diferencia e intercambiabilidad. Lo que no es óbice para que desde la historia y la memoria podemos acercarnos a conocer mejor el pasado e incluso también el presente.

El tratamiento del género ha estado presente (incluso ha tenido un correlato en la propia denominación del Congreso, en el que se sustituyó en lo gramatical el masculino inicial "los otros" por el femenino definitivo "las otras"). Ha habido mesas donde las mujeres han sido el tema específico y tampoco ha faltado el tratamiento transversal. Aun con eso, se destacan desequilibrios tanto en los temas tratados como en lo enfoques.

Acerca de las ideologías y las identidades políticas se resalta el intento por trascender los marcos metodológicos basados en la ideología de las distintas organizaciones. Esto ha supuesto el haber completado dichos marcos con la incorporación de "los referentes de identidad de los militantes y activistas, normalmente menos definidos y coherentes que los dogmas ideológicos, y que acercan a cuestiones como los valores y las emociones, así como a la dimensión utópica". 

Se defiende que las contradicciones entre el discurso y la praxis, muy presentes a la hora de de extraer conclusiones sobre lo ocurrido, deben seguir siendo motivo de análisis. Pero evitando reducirlas a consideraciones morales o justificadoras, para llevarlas a un terreno de análisis desde lo teórico, los ejemplos y las comparaciones. Se dice, así, que "la debilidad de la izquierda radical ha podido deberse menos a contar con cuadros y simpatizantes más bien escasos, y más a cuestiones de su organización y coordinación". 

De gran importancia es la valoración que se hace acerca de las expectativas suscitadas por los distintos grupos de la izquierda radical y los logros conseguidos. Se hace una crítica explícita a la tendencia a concluir los relatos con expresiones como luchas perdidas, derrota o no consecución de los objetivos. En este sentido se plantean dos campos abiertos a tener en cuenta: por un lado, la evaluación de la "influencia indirecta que pudo tener el protagonismo de la izquierda radical en muchas de las luchas políticas de la transición"; y por otro, la distinción "entre las derrotas en los objetivos y a corto plazo, y el éxito en mantener activas prácticas colectivas que han podido contribuir a tradiciones en los repertorios de protesta, en la continuidad de identidades activistas y en pautas de memoria que se trasmiten entre generaciones". Para incidir en esos dos campos resultan muy importantes los testimonios de la militancia tanto partidista como social, confiriendo "al activismo militante un valor en sí en la construcción de identidades colectivas que han funcionado desde entonces como baluartes morales frente a la corrupción de la democracia posfranquista".

Y para finalizar, dentro de la propuesta para continuar el camino abierto a través de futuros encuentros, no faltado hacer una mención al "componente de anticipación de luchas del presente que se dio en aquel contexto".