martes, 27 de junio de 2017

El "Rompeolas de la Paz", de Luis Valverde Luna


Durante las semanas pasadas ha habido varias iniciativas que tenían como objetivo restaurar la pintura del monumento "Rompeolas de la Paz". Una de ellas partió del IES Trafalgar, el centro donde trabajó Luis Valverde Luna desde 1990 hasta 2011, año de su fallecimiento. Se tenía la intención de que participara alumnado del centro, como una de las actividades del proyecto "Escuela, Espacio de Paz". Como no pudo llevarse a cabo y ante la llegada de las vacaciones, un grupo de amigos y amigas del artista nos propusimos "ponernos el mono de trabajo" para que los bloques de hormigón recuperaran la intensidad de sus colores. Y hete aquí que la misma mañana del domingo pudimos ver cómo "se nos había adelantado" otro grupo de personas, capitaneadas por Juan Daza, que precisamente fueron quienes hace dos o tres años habían llevado a a cabo la misma tarea.

El contexto en que se hace

En junio de 2008 se inauguró el "Rompeolas de la Paz". En realidad la obra todavía estaba inconclusa y más concretamente la escultura que la nucleaba. Fue en el mes siguiente cuando quedó culminada.

El "Rompeolas de la Paz" es un monumento diseñado por Luis Valverde Luna e inscrito dentro del proyecto educativo que por aquellos años abarcaba a los distintos colegios e institutos de de Barbate: "Barbate: Escuela, Espacio de Paz". Luis Valverde Luna era su coordinador y como artista fue dejando su impronta con distintos trabajos, como el "Mural de la Coeducación" (2009), en el Centro Social situado junto a la barriada Blas Infante;



o el "Viento de la Paz" (2010), en La Chanca; el mismo blog del proyecto, donde fue dejando constancia de las numerosas actividades llevadas a cabo; la cartelería de los actos...


Algo sobre el artista

Este trabajo hay que entenderlo desde una perspectiva más amplia. Luis Valverde Luna tenía en su cabeza la idea de embellecer la ciudad mediante obras que tuvieran un claro contenido crítico y reivindicativo desde los valores de la paz, la solidaridad, la igualdad, etc. En este sentido, a él se le deben, entre otros, dos trabajos hoy en día desaparecidos: el "Mural de la Paz", realizado sobre una gran chapa metálica, que se instaló en febrero de 1998 en la entrada del casco urbano de Barbate con motivo de las movilizaciones contra la instalación de un polvorín en la Sierra del Retín; 



y su sustituto, el "Monumento a la Paz" (2006), en la rotonda de salida hacia la carretera de Zahara de los Atunes, cuyo arco-hornacina fue destruido y la escultura llevada en malas condiciones a un almacén municipal cuando se remodeló el lugar donde estaba ubicado. 


Cosas, en fin, del poco aprecio, si no desprecio, por la cultura y el arte que tenían las autoridades municipales de entonces (del PP y del PSOE, sucesivamente).

Su gestación y la progresiva construcción


Pero volvamos al "Rompeolas de la Paz", una obra que permanece casi intacta en su lugar de origen desde su instalación hace ya 9 años. Tenemos constancia de distintos pormenores del trabajo a través de dos blogs, ambos administrados por propio Luis Valverde Luna: el del proyecto "Barbate: Escuela, Espacio de Paz" (con entradas en los meses de junio y julio de 2008) y el suyo personal (con entradas en los meses de febrero, marzo, julio y agosto de 2008). En ellos se puede visualizar y conocer mejor el proceso de elaboración y de instalación de la obra, así como una información escrita por él mismo que nos ayuda a entenderla mejor.



El trabajo lo gestó e inició en 2007. Supuso la plasmación de un proyecto que tenía como eje central una escultura de grandes dimensiones, con una altura algo superior a los 2 metros, que la modeló en el taller de su casa. Fue en febrero de 2008 cuando se trasladó a su lugar definitivo de ubicación, en medio de los bloques de piedra y de hormigón del pequeño espigón situado entre el puerto y la playa del Carmen. Hasta allí fue trasladada por un grupo de operarios municipales, que tuvieron que hacer un gran esfuerzo en el tramo final que hay desde el muro del puerto y los bloques.


De inmediato se inició la labor de pintar los bloques de hormigón, donde participaron alumnos y alumnas de varios centros de primaria y secundaria. Poco a poco, entre febrero y junio, los bloques fueron ganando color, culminados por una escultura de color blanco, pero que se mantenía todavía incompleta.



El mes de junio fue el momento de su inauguración y como tal se reflejó en el periódico semanal Trafalgar Información. En el petril del muro del puerto se instaló una pequeña placa, donde se dejaba constancia del título y del proyecto en que se inscribía. 


En el blog del proyecto, en julio, dejaba escrito lo siguiente:



"Se trata de un torso femenino de 2 mts. todavía por acabar que remata un cubo de color violeta. Una intervención plástica en homenaje a los marineros ahogados del Nuevo Pepita Aurora y por extensión a todos los demás. El torso es también un homenaje a sus viudas y mujeres…".


Resultaba evidente que su obra aunaba dos aspectos: el que se derivaba de su título, coherente con el proyecto educativo; y el relacionado con un suceso acaecido en el mes de septiembre de 2007, cuando el naufragio de un barco pesquero se llevó la vida de ocho marineros, tres de ellos desaparecidos, logrando sobrevivir otros ocho. Aunaba, así, la paz con la solidaridad; el anhelo de un mundo más humano con el recuerdo de las víctimas y el apoyo a "sus viudas y mujeres".   

Los (re)toques finales

Teniendo en cuenta que la obra estaba todavía inconclusa, en las semanas siguientes  Luis Valverde Luna procedió a completarla mediante el recubrimiento con pequeños trozos de espejos yuxtapuestos, a modo de mosaico, y la aplicación de pintura en algunas partes. De esa manera se creaba unos efectos más llamativos, consecuencia del reflejo de la luz solar sobre los cristales, que lanzaban a su vez múltiples y pequeños rayos de luz.


En su blog personal, ya en el mes de agosto, quizás cuando puso término al trabajo, se extendió más sobre su obra, tanto en sus aspectos formales como en su contenido. Con el título "La melancolía" escribió lo siguiente:

"[Obra] De  210x120x80 cm. y 1200Kg.aprox.
Puede situarse dentro de un surrealismo de carácter expresionista.
Construida en cemento está texturada con trozos de espejo, teñida de azul y rojo y revestida con poliéster.
Los ritmos principales mimetizan los de la bahía: las olas, las ondas, los reflejos de la luz en el agua, la transparencia...
Con su hombro sostiene el peso del cielo, pero el cielo también es su ojo y con el contempla toda la bahía.
En su cara, su pecho, su estómago y su espalda, relucen trozos de espejo que reflejan la luz según el movimiento del sol y en los que podemos reflejarnos todos, son líneas de luz que nos recuerdan algo...
Sus caderas vacías hierven en rojo para fundirse suavemente con el azul cielo de su pelo agitado por el viento de levante.
Por delante su pierna avanza y con el movimiento de los hombros parece que fuera a iniciar un triste paso de baile...
Por detrás se abre al viento que la desgasta y consume, pero sobre su dorso reluce el sol en los trozos de espejo como en las escamas de un pez recién sacado del agua o como en el sudor después de un gran esfuerzo...
La tristeza y la esperanza se funden en el juego de los volúmenes y en la luz de la bahía...".


Palabras bellas, poéticas y llenas de sentimientos. Palabras que nos permiten entender con claridad no sólo la faceta más puramente formal de la obra, sino también el significado.  

El paso del tiempo

El monumento lleva ya 9 años en su lugar original. La escultura apenas se ha deteriorado, salvo la acción lógica de la naturaleza en un espacio tan expuesto a la humedad. La placa, que duró algún año, por desgracia ha desaparecido. Sería, no obstante, algo fácil de reparar. Y están los bloques de hormigón, que siguen manteniendo los colores, si bien necesitan que periódicamente sean repasados, para que mantengan la luminosidad necesaria. Eso es lo que se hizo hace dos o tres años, y acaba de volver a hacerse en estos días.


El "Rompeolas de la Paz" se ha convertido en un referente de la playa del Carmen, tan visitada a lo largo del año y, en mayor medida, durante los meses de verano. Le aporta personalidad y, por su colorido, la embellece. Hay gente que se ha referido a su escultura como la sirenita, lo que puede resultar simpático. Pero la mayoría ignora quién es su autor, el contexto en el que se realizó y su significado. 


Es necesario reivindicarla más, para protegerla, por supuesto, pero también para dar a conocer el sentido original de su creación y ubicación.



(Fotografías: Luis Valverde Luna, Debate Ciudadano de Barbate y Jesús María Montero Barrado)