jueves, 14 de abril de 2016

Otro 14 de abril

Cada año va pasando el 14 de abril. Pero lo hace en silencio. Suele haber actos de diversa índole, pero pasan prácticamente desapercibidos. Todo lo contrario de lo ocurrido en 1931, cuando el júbilo popular se adueñó de las calles y plazas. Un júbilo que desorientó a quienes hasta ese momento habían sostenido la monarquía y obligó al monarca de entonces a abandonar el palacio para no volver. Ese día se manifestó todo un anhelo colectivo que abrió las puertas a la esperanza. Nunca hasta entonces el país conoció algo parecido. Fue el momento en que toda una generación empezara a mirar de tú a tú a quienes habían manejado los hilos del poder. El momento en que las mujeres salieran masivamente de sus casas para dejarse ver en igualdad de condiciones. El momento de los pueblos que querían ser reconocidos. Unos retos lo suficientemente atrevidos para que la España negra acabara extendiendo su manto de terror y muerte. La larga noche del fascismo español duró cuatro décadas, varias generaciones, mucho tiempo. Tanto, que acabó dejando el 14 de abril como una fecha a recordar casi en la intimidad. Precisamente el día que la primavera estuvo a punto de dar paso a algo diferente.