viernes, 1 de abril de 2016

El clasismo y la misoginia de la derecha contra Ada Colau

Félix de Azúa ha declarado esta mañana que Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, "es una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado". Pero no es algo nuevo este tipo de declaraciones. Hace unas semanas un concejal del PP en Palafolls (Barcelona), un tal Óscar Bermán, dijo que "en una sociedad seria y sana Ada Colau estaría limpiando suelos". También hace dos años un conocido periodista, Alfonso Rojo, le espetó a la hoy alcaldesa durante un programa de televisión que "está usted muy gordita para el hambre que se pasa". 

Azúa, el más veterano, pasa por ser un reconocido intelectual: es profesor universitario, filósofo, novelista, columnista de periódicos, poeta y hasta académico de la Lengua. Su relación con la política le viene de lejos, no estando exenta de un largo viraje desde la izquierda comunista hasta la derecha: fue militante del grupo comunista Bandera Roja durante la dictadura, luego votante del PSOE, más recientemente ha apoyado públicamente a UPyD y en la actualidad, a Ciudadanos. Enemigo acérrimo del nacionalismo catalán (y vasco), defiende un nacionalismo español (que niega) centralista. 

Rojo pertenece a una generación posterior, pero también ha conocido la dictadura, aunque en sus postrimerías. He leído que llegó a militar en la comunista ORT. Se hizo famoso a finales de los setenta como reportero en la revolución sandinista triunfante. Luego estuvo compaginando labores periodísticas más tranquilas con la presencia en escenarios más arriesgados. Quizás por ello fu como alcanzó una de las subdirecciones del diario El Mundo, tras cuya marcha alcanzó una millonaria (en euros) indemnización. Dueño y director de Periodista Digital, también es asiduo de las tertulias (bien pagadas). Es practicante de una incontinencia verbal que pretende encubrir como si fuera una fina ironía. Busca, en fin, conjugar sus formas burdas con unos contenidos francamente reaccionarios.    

Bermán es más joven y menos conocido, pero no le están faltando méritos para dejarse oír. No hace mucho y en relación al proceso soberanista catalán ha llegado a poner al jefe de gobierno y presidente del partido de tibio con un "me pregunto si Rajoy sirve a los intereses de su patria o a los del sionismo antieuropeo". Nostálgico del franquismo, llegó a decir que "Al lado de esta España, la de Franco era la Arcadia feliz", en una acción de solidaridad con una compañera alicantina suya que días antes se había referido a las maravillas de la dictadura.

Azúa, Bermán y Rojo, cada uno en su dimensión, son preclaros representantes de la derecha española. De generaciones distintas, acaban pareciéndose en muchas cosas, además de la forma que tienen de calificar a quienes consideran en sus antípodas ideológicas, incluyendo la ranciedumbre, el clasismo y la misoginia que afloran en sus palabras.