La valoración que se ha hecho de la marcha del proceso de paz es ambivalente. De un lado, se critica la actitud del gobierno y del propio PP, poco interesados en que la situación avance, entre otras cosas porque se considera que no le supone ningún rédito político. Para Steptorowski, como ha declarado en una entrevista a Público, "este tema no le da ganancia política al PP. Lo paradójico de todo esto es que como no hay violencia, tampoco hay urgencia. Si te portas bien, no creas urgencia; y si te portas mal, te dan por la cabeza". Tampoco se valora positivamente el papel que está teniendo la comunidad internacional. Según informa Gara el propio Spektorowski expresó en el auditorio que sus "posibilidades de implicación aquí son muy pequeñas, no tienen interés en esto". Algo en lo que coincidió Currin, para quien "la comunidad internacional ha fracasado, no ha hecho la contribución que debiera, no ha presionado más al Estado español".
Tampoco han faltado críticas a ETA, de quien se reconoce su voluntad de implicarse en el proceso y de haber dado pasos puntuales, pero insuficientes. Según Currin, como informa Gara, no ha aprobado "el test de transparencia absoluta" y adolece por ello de lagunas de "credibilidad". Así mismo, esta vez en declaraciones a El Mundo, considera de gran importancia la entrega de las armas, "un punto crítico y un requisito imprescindible", que "no es una rendición", pero sí un gesto "simbólico".
Lo más importante para Veronique Dudouet y Kristian Herbolzheimer se encuentra en las posibilidades que existen en la participación civil. Sin que sea una panacea y habiendo conocido experiencias negativas (por ejemplo, en el conflicto israelí-palestino), consideran que ese ingrediente es importante. Para Dudouet, "para acompañar estos procesos y para certificarlos", y para Herbolzheimer, porque aportan un plus que los acuerdos entre élites, como son las mesas de negociación, no tienen.
En relación a lo que pueden hacer las instituciones políticas, Spektorowski ha destacado lo positivo que puede resultar un cambio de gobierno y el papel del gobierno vasco. En este sentido ha dicho que "Madrid tiene las llaves sobre los presos, pero aquí, si hay unión nacional, y se piensa en una especie de desarme hacia el País Vasco, sería todo un golpe soberanista. Y eso a Madrid le podría asustar. ¿Acaso meterían preso al PNV?".