lunes, 18 de junio de 2012

Ayer venció el miedo en Grecia


Lo que ocurrió ayer en las elecciones griegas era imprevisible. Los sondeos habían dado hasta el último momento un empate técnico entre Nueva Democracia y Syriza. Finalmente ha sido el partido conservador, con el 29,6%, el que se ha alzado con el mayor número de votos, con un margen de algo menos de tres puntos sobre la coalición de izquierdas, que se ha quedado en el 26,9%. En el cómputo total de cada bloque político, la derecha ha obtenido el 47,7% de los votos, correspondiendo el 44% a los grupos que han conseguido escaños. La izquierda, por su parte, si incluimos en ella al PASOK, ha sumado en total el 51,5%, siendo el 49,9% de los grupos con representación parlamentaria.

La lectura de estos resultados, no obstante, es más compleja. La subida de once puntos de Nueva Democracia se ha basado en la recuperación de votos de las pequeñas formaciones conservadoras que en mayo sumaron 12,4% y el domingo se quedaron en un 3,7%. Griegos Independientes, a su vez, ha cedido tres puntos, siendo el fascista Amanecer Dorado el único que ha resistido. Ninguno de estos dos grupos son precisamente europeístas, por lo que Nueva Democracia poco puede hacer por ese flanco para encontrar apoyos parlamentarios. En la izquierda tampoco las cosas están claras. El avance de Syriza se ha hecho, en primer lugar, a costa del partido comunista (KKE), que se ha dejado 4 puntos (casi la mitad de sus votos del mes pasado), consecuencia de la rigidez táctica que está empleando con su oposición a cualquier alianza que nos sea la salida de la UE; también de los pequeños grupos de izquierda, que han pasado del 6,8% al 1,6%; e incluso del PASOK, que ha perdido unos 75.000 votos. Izquierda Democrática, una escisión moderada de Syriza, se ha mantenido. El PASOK, pese a ser uno de los principales responsables del desaguisado que vive el país, sigue siendo una de las claves del futuro, defendiendo con Nueva Democracia la política de austeridad dictada desde el exterior, aunque con algunos matices de última hora.

¿Qué va a salir de todo esto? Aunque Nueva Democracia ha obtenido el plus de 50 escaños que le confiere ser la fuerza más votada, no dispone de mayoría en el parlamento. Sólo la conseguiría a través del otro partido europeísta, el PASOK, cuyo líder, Evangelos Venizelos, se sacó anoche como condición la inclusión de Syriza en un gobierno de concentración nacional. ¿Una forma de forzar unas terceras elecciones? ¿De presionar a la UE? Ayer mismo desde las altas esferas europeas ya se empezó a hablar de flexibilizar las condiciones de pago de la deuda. El propio líder de Nueva Democracia, Andonis Samarás, lo propuso en los momentos finales de la campaña electoral, buscando así el apoyo del electorado indeciso. Lógico, en todo caso, teniendo en cuenta la debilidad con la que contaría el gobierno que se forme. La capacidad de movilización social, el derrumbe del PASOK y el avance de los grupos a su izquierda, uno de ellos compitiendo para ser la primera fuerza del país, junto con el riesgo de que sirva de referente a otros países, son factores que están teniendo en cuenta los poderes internacionales.   

El líder de Syriza, Alexis Tsipras, ha declarado que su partido ha derrotado al miedo. En parte tiene razón. Pero, en mi humilde opinión, no en lo principal. Al menos, por ahora. Es encomiable el esfuerzo que su partido ha hecho por combatir los recortes sociales y ser expresión de los amplios sectores sociales que se están movilizando. Sin embargo, las presiones que ha sufrido han sido tremendas. Más todavía, han sido amenazas. Y muy duras. Por eso creo que ayer venció el miedo.