lunes, 27 de febrero de 2017

Las mujeres de Sol, conciencia contra una violencia que no cesa

Estuve este domingo en la Puerta del Sol de Madrid. Me pedía el cuerpo, a través del corazón, acercarme a la acampada donde unas pocas mujeres están protagonizando una huelga de hambre. Por algo tan justo como denunciar la violencia que sufren las propias mujeres. Por algo tan lógico como que esa violencia sea considerada como una cuestión de estado y que por ello todas las administraciones públicas se involucren seriamente en un problema de primer orden.

Son las mismas mujeres que ven cómo cada año por decenas son asesinadas. Este año, en dos meses, el número ya está en 15. Las mismas que sufren de una manera continua la violencia directa a través de todo tipo de formas en lo físico y en lo psicológico. Las mismas que son víctimas de la violencia estructural derivada del sistema del heteropatriarcado que establece el dominio de género sobre el otro. Las mismas que son víctimas de la violencia cultural que, de forma más o menos explícita o más o menos sibilina, mantiene los valores heteropatriarcales, justifica actitudes y comportamientos de dominación, y niega o minimiza la realidad.


Son unas pocas mujeres las que están en Sol. No les falta la compañía de la gente, de personas que por momentos se hacen más numerosas. Por allí pasan caras anónimas y caras conocidas, que intentan infundirles apoyo y ayudar a difundir sus pretensiones.


Mujeres de negro. Vestidas con una camiseta negra, que simboliza el dolor y la ignominia de la muerte, las palizas, las violaciones, las humillaciones... Mujeres dignas que se han atrevido al reto de sentirse conciencia de la soc
iedad.