martes, 28 de febrero de 2017

Homenaje al brigadista irlandés Charlie Donnelly

El fin de semana pasado tuvo lugar en el condado de Tyrone, dentro de Irlanda del Norte, un homenaje a Charlie Donnelly con motivo del ochenta aniversario de su muerte, que lo fue el 27 de febrero y precisamente en la batalla del Jarama. Se trataba de un joven luchador republicano irlandés y antifascista, también escritor y poeta, del que se ha dicho que poco antes de ser abatido por el fuego, en medio de un olivar, pronunció las palabras de "hasta las aceitunas sangran", mientras las aplastaba con sus manos.   

El homenaje estuvo organizado por la asociación irlandesa de memoria de los brigadistas internacionales irlandeses y el foro republicano socialista, donde está integrada Bernadette Devlin, veterana luchadora irlandesa que llegó a ser elegida en 1969 diputada en el Parlamento británico y que estuve presente en el homenaje.

Los actos se desarrollaron principalmente en Dungannon, donde nació Donnelly, para lo que se proyectaron presentaciones sobre su vida, hubo varias disertaciones acerca del papel jugado por las Brigadas Internacionales y se discutió sobre la actual situación internacional. También se colocaron varios paneles alusivos, se interpretaron canciones y se recitaron poemas. No faltó una visita al memorial dedicado al brigadista, donde se depositaron flores. 

La presencia española corrió a cargo de representantes de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI), en la persona de Severiano Montero, y del ayuntamiento de Rivas, en la del concejal de IU José Manuel Castro. En el término de este municipio estuvo uno de los escenarios de la batalla del Jarama y en 2010 se colocó en uno de los parques de la ciudad un monumento dedicado a Donnelly. 

Hace unos años, en 2010, la AABI publicó el libro Charlie Donnelly. Vida y poemas, escrito por Joseph Donnelly. Uno de los poemas, titulado la "Tolerancia de los cuervos", dice:

La muerte llega abundante desde problemas
resueltos sobre el mapa, desde sabias disposiciones,
desde ángulos de elevación y de tiro;

llega inocente desde artilugios que los niños
querrían usar y guardar bajo su almohada,
e inocentemente empala cualquier cuerpo.

Tras la carne cae también la mente,
sale el pensamiento de la mente y se tronchan
los proyectos enfocados a la meta ansiada.

Se detiene el avance del veneno en los nervios.
Colapso de la disciplina.
El cuerpo sólo espera la tolerancia de los cuervos. 

(Puede ampliarse la información en las crónicas publicadas en Rebelión y en la página electrónica de la AABI). 

(Fotografías: Severiano Montero Barrado)