El pasado 8 de noviembre publiqué esta entrada, pero por algo raro que me ha ocurrido haciendo una corrección, ha desaparecido. Cuatro meses después vuelvo a publicarla para que quede constancia del acto.
Ayer estuve en
una literaria con poemas de Paco Malia. Su título, Piel de otoño,
que alude a una pintada (que tenía el añadido "te
quiero) vista y fotografiada por él en su juventud, allá por los años
intermedios de los setenta. Paco es un personaje singular: creativo, polifacético -además de
poeta, ha escrito relatos cortos, ha hecho algunas indagaciones históricas y es
un genial dibujante de viñetas- y entrañable. Estuvo acompañado de su amigo
Jesús León -otro personaje singular- y Mariló Malia, que le ayudaron a poner
voz a sus poemas. Fue una hora y media bonita y emotiva, donde pudimos escuchar
y, ante todo, sentir los versos que ha ido construyendo -"pariendo",
como dijo Jesús- a lo largo de su vida. Versos de rima libre en su mayoría.
También varios sonetos, en nada desdeñables, sino todo lo contrario, con el recuerdo
de Francisco Tato o los hermanos Carito. Como colofón nos ofreció unos cuantos
haikus, que acompañó de imágenes. Dos muestras: "No hay silencio sin
música" y "Blande su escoba la abuela y no claudica". Gracias,
Paco.