lunes, 18 de noviembre de 2013

El pulso de Camps

Francisco Camps está echando un pulso al juez José Castro. Éste no ha podido tomarle declaración el fin de semana como testigo, pese a los requerimientos hechos por parte del juez a través de la policía. Según Camps, él siempre ha estado en su domicilio. 

Diego Cañamero, uno de los dirigentes del SOC-SAT, lleva tiempo negándose a ir a declarar, lo que ha llevado a que haya recibido órdenes de detención para presentarse en los juzgados correspondientes. Lo tiene claro: no tiene intención de declarar sobre las imputaciones de las que es objeto, en su mayoría en relación a ocupaciones de latifundios. Considera que sus acciones tienen una naturaleza social y que responden a la lucha por derechos fundamentales de las personas, como son el acceso a la tierra o el tener una vida digna. 

¿Qué ocurre con Camps? Está citado como testigo en el caso Nóos, donde están imputados, entre otros, Iñaki Urdangarín, su socio Diego Torres y Jaume Matas, expresidente de Baleares. La infanta Cristina, esposa del primero, está también siendo objeto de investigación y el propio juez Castro decidió en su día su imputación, aunque posteriormente fue rechazada por la audiencia de Palma. La semana pasada ya declaró Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia. Todo esto forma parte de la investigación que el citado juez está llevando a cabo en la ramificación valenciana de un caso que tiene su origen en Palma de Mallorca. El caso Nóos es de índole de corrupción política y conlleva los delitos de malversación de fondos públicos, fraude fiscal, prevaricación, falsedad documental y blanqueo de capitales. Camps, como presidente de la Generalitat valenciana, y Barberá, como alcaldesa de la capital, participaron desde sus cargos en la financiación pública de varios eventos turísticos y deportivos. Como testigos tienen obligación de decir la verdad sobre lo que hicieron, so delito de perjurio.

El viernes pasado emitieron en La Sexta un programa dedicado a esos jueces atrevidos que ven el derecho y la justicia como algo más que el mero cumplimiento formal de las leyes. La misma visión que lleva a mucha gente de la judicatura a cumplir el expediente o buscar destinos fáciles. Eso sin entrar en quienes participan directamente en diversas formas de corrupción. Diego Torres, el juez que destapó a finales de los 90 la corrupción en Marbella y ha participado en otros casos sonados del crimen organizado, habló de una justicia basada en combatir a "los robagallinas", pero poco preparada para perseguir a la gran delincuencia de cuello blanco, financiera... La misma delincuencia que está en el origen de buena parte de la corrupción que asola este país. Hace unos meses Torres, cansado de un acoso permanente, colgó la toga. 

Camps está echando un pulso al juez. Él sabrá por qué.