jueves, 9 de junio de 2011

La muerte de Jorge Semprún, un superviviente de Buchenwald

Jorge Semprún fue un superviviente del campo de concentración nazi de Buchenwald, donde fue recluido como militante comunista. Luego ascendió a la dirección del PCE con la etiqueta de intelectual. Fue enviado periódicamente a España, desde donde coordinó un núcleo de militantes y simpatizantes del mundo intelectual (Javier Pradera, Juan Antonio Bardem, Eduardo Haro Tecglen, Ramón Tamames…), en muchos casos procedentes de familias vencedoras de la guerra. Participó en la decisión de que Julián Grimau fuera uno de los dirigentes procedentes de Francia que debían dirigir periódicamente el PCE en España, lo que acabaría con su detención y fusilamiento en 1963. Al año siguiente protagonizó con Fernando Claudín una posición política que, por atrevida, les costó su expulsión del partido ese mismo año. Inspirados en lo que se cocía en el PCI, habían concebido la posibilidad de que, derrocado Franco, pudiera surgir un régimen político liberal-democrático que chafara la revolución deseada. Logró reconstruir su vida como novelista (El largo viaje, La segunda muerte de Ramón Mercader…) y, sobre todo, guionista de películas para directores de renombre (Resnais, Costa-Gavras, Losey, Boisset…), algunas importantes dentro del género “político” (La guerra ha terminado, Z, La confesión, El atentado…). En 1977 llegó el momento de su gran venganza: consiguió el premio Planeta por la novela Autobiografía de Federico Sánchez, que fue su nombre en la clandestinidad cuando estuvo en España. Fue un golpe duro sobre Santiago Carrillo, quien, como secretario general del PCE desde 1960, acabó siendo su bestia negra. El premio no fue producto del azar. A Carrillo y el PCE le tenían ganas. Muchos exmilitantes buscaban la ocasión. Y José Manuel Lara, amigo por igual del dinero y de Franco, también.

“-Bueno, tú ya sabes que lo dices en ese libro es pura mentira. Pero es que además tu premio, si este señor tuviera valor, lo impugnaba.

Y señalaba [José] Jiménez de Parga a Ángel Palomino, finalista en esa edición del Planeta (…).

-Y te lo tendrían que quitar (…) porque has hecho el libro para que te dieran el premio, todo amañado. Porque, te voy a decir, en la página 54 tú hablas de la celebración de la primera Diada. ¡Y cuando se celebró la Diada ya estaba cerrado el plazo de entrega!” (Losa, 2005: 28).

En 1988 Semprún fue nombrado por Felipe González ministro de Cultura, un remedo de la tradición francesa de atraer al gobierno a una figura del mundo de la intelectualidad. Desde la derecha, en su obsesión españolista, se le achacó que sentía una mayor atracción por Francia. Estuvo tres años, donde acabó asqueándose de Alfonso Guerra (Federico Sánchez se despide de ustedes) y hasta le dio tiempo a despedir a varios trabajadores del Museo del Prado que firmaron un manifiesto contra la primera guerra del Golfo, allá por 1991. Después regresó de nuevo a Francia, donde siguió cultivando aquello que le dio vida y fama desde mediados de los sesenta. En cierta ocasión, en su intento por hacer cuentas de lo que había vivido, declaró que “si no hubiera estado en Buchenwald, no hubiera sido escritor y no hubiera sido español” (Villapadierna, 2003). Quién sabe.


Bibliografía de referencia

Losa, José Luis (2005). Caza de rojos. Un relato urbano de la clandestinidad comunista. Madrid, Espejo de Tinta.
Morán, Gregorio (1986). Miseria y grandeza del Partido Comunista de España. 1039-1985. Barcelona, Planeta.
Semprún, Jorge (1977). Autobiografía de Federico Sánchez. Barcelona, Planeta.
Villapadierna, Ramiro (2003). "Jorge Semprún: 'Es equivocado pensar que para oponerse a la guerra haya que romper con los EE.UU.'", entrevista en ABC, 23 de marzo, http://www.abc.es.