Si debo morir...
Si debo morir,
debes vivir
para contar mi historia
vender mis cosas
comprar un trozo de tela
y algunas cuerdas,
(hazlo blanco con una cola larga)
para que un niño, en algún lugar de Gaza,
mientras mira el cielo a los ojos
esperando a su padre que se fue en llamas
y no se despidió de nadie,
ni siquiera para sí mismo,
vea la cometa, mi cometa que hiciste, volando arriba
y piense por un momento que hay un ángel allí
trayendo de vuelta el amor.
Si debo morir
deja que traiga esperanza
deja que sea un cuento.
(Refaat Alareer)
Los dueños de todas la listas
(extracto)
Nombradme, señores compasivos
dueños de todas las listas.
Me llamo Mohamed Oraif y fui asesinado a los 10 años
el miércoles 9 de julio de 2014 en Gaza Palestina
por aviones que arrojaban racimos de muerte
me sigue mi hermano Eyad, doce años, y Siraj, ocho años,
y Bassem, de nueve, y Hussein, de trece
y Yasmin y Miriam y Ramadan y Sahar y Nour y Ghalia
y Anas y Amal y Qusai
y -mirad hacia atrás- cientos y cientos de niños
niños palestinos con cubos de sangre
con sacos de heridas
sin brazos ni piernas ni dientes
tronchados por uñas de mugre
por pinchos de hierro
por hombres malditos sin dioses ni venas
No estás en las listas, pequeño
No existes, no sangras, no lloras
Coro: no estás en las listas
no sentimos nada
(Santiago Alba Rico)
Cadáveres anónimos...
Cadáveres anónimos.
ningún olvido los reúne,
ningún recuerdo los separa...
Olvidados en la hierba invernal
sobre la vía pública,
entre dos largos relatos de bravura
y sufrimiento.
"¡Yo soy la víctima!". "¡No, yo soy
la única víctima!". Ellos no replicaron:
"Una víctima no mata a otra.
Y en esta historia hay un asesino
y una víctima". Eran,
recogían la nieve de los cipreses de Cristo
y jugaban con los ángeles porque tenían
la misma edad... huían de la escuela
para escapar de las matemáticas
y la antigua poesía heroica. En las barreras,
jugaban con los soldados
al juego inocente de la muerte.
No les decían: dejad los fusiles
y abrid las rutas para que la mariposa encuentre
a su madre cerca de la mañana,
para que volemos con la mariposa
fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos
para nuestras puertas. Eran niños,
jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja
bajo la nieve, detrás de dos largos relatos
de bravura y sufrimiento.
Luego escapaban con los ángeles pequeños
hacia un cielo límpido.
(Mahmud Darwish)
La guerra y los niños
Para mi amigo Marwan
Los niños de Gaza duran poco.
Casi nada. Tres bombas.
Duran muy pocos meses sin comer.
Están mal hechos los niños gazatíes.
Y las niñas. Qué débiles.
Solo dos bombas y ya está.
Uno enciende la tele,
pone la radio,
lee la prensa digital
y ahí están, muertos, muertas.
Sin padres. Sin abuelos.
Sin maestras. Sin tías.
Muertos y muertas
a tan temprana edad.
No sé cómo pueden.
Ni siquiera sienten curiosidad
por la palabra “adolescencia”
Niños y niñas que se mueren igual,
desfachatadamente.
Y uno aquí, tan adulto.
Tan víctima de sus cadáveres.
La ONU lo ha dicho sin remilgos:
“Hay más niños muertos
en Gaza en 5 meses
que en todas las guerras
ocurridas durante los últimos cuatro años”.
Las estadísticas no engañan.
Y uno aquí, tan adulto.
Con la cerveza calentándose,
evaporada de estupor.
Que se acabe la guerra,
digo yo,
porque de lo contrario
tendrán la cara dura de seguir muriéndose.
Que se acabe la guerra,
digo yo,
porque no hay nada peor
que un huérfano acusándonos
de su debilidad.
Ah, bueno, sí.
Una huérfana.
(Alexis Díaz-Pimienta)
Oh, traviesos niños de Gaza...
Oh, traviesos niños de Gaza.
Ustedes, que constantemente me molestaban
con sus gritos bajo mi ventana.
Ustedes, que llenaban cada mañana
con emoción y caos.
Ustedes, que rompieron mi florero
y robaron la única flor de mi balcón.
Vuelvan,
y griten cuanto quieran,
y rompan todos los floreros.
Róbense todas las flores.
Vuelvan.
Sólo vuelvan.
(Khaled Juma)
Pintar la guerra
Al pueblo Palestino
A sus niñas y niños, quienes sufren los mayores daños.
La niña quería pintar la guerra.
La niña no sabía de qué color pintar la guerra.
Bajo las bombas son difusos los cuerpos de los niños,
bombas del amanecer y de la noche,
bombas de todas las horas.
Guerras de todos los tiempos.
La guerra tiene frente, al que van los hombres a templarse.
La despedida es irreal, el regreso un punto,
un reloj de arena contaminada.
Ella vive en un país en guerra
y desconoce en qué consiste la felicidad.
No hay en sus ojos una chispa, un clamor,
ve el cielo derrumbarse sobre su casa.
El cielo era de metal y reventó de pronto.
Y los dardos la alcanzaron.
La niña insiste en pintar la guerra.
Ve en la televisión las pérdidas, las mutilaciones;
se pierde en los mapas antiguos como una demente,
ella que no es un soldado,
ella que no tiene escuela ni parques, ni juegos.
La niña quiere pintar la guerra,
sentarse en el piso con la mirada fija,
empezar y terminar su obra de arte.
Ella no quiere un plato de comida.
Ella no quiere vivir acorralada.
Ella no quiere reír ni llorar.
Ella solo quiere pintar la guerra
para mostrarla al mundo
a ver si de una vez el mundo se corrige.
La guerra no tiene el color de la sangre.
La guerra no tiene el color de la muerte.
La guerra no tiene el color de la vida.
La niña lanza contra el lienzo todos los colores
y de ellos brota un matiz único e irrepetible.
En el cuadro queda todo lo que la niña pretendía.
Esta es la guerra, dijo, y dio la espalda.
(Alberto Peraza)
Los niños palestinos no juegan en las praderas
En Gaza las praderas están yermas.
Los niños no juegan en las praderas,
los niños de Gaza jamás ya juegan.
Son como fantasmas entre ruinas
que huyen del juego de la atroz guerra.
Sus ojos no reflejan las verdes hierbas,
ni el trino de las golondrinas,
ni el vuelo de las mariposas,
ni el sol de primavera,
sólo vacío, miedo y extrañeza,
¿qué hacemos en esta tierra?
Sus ojos, pozos de alma desgarrada,
herida por tanto horror y vileza,
nos buscan y suplican a gritos,
¡basta ya de muertos, duelo y tristeza!
(Rubén Rodríguez Corro)
(Imagen: extraída del mensaje de la Embajada del Estado de Palestina en Argentina publicado en una red social: "La niña Warda Al-Shaikh Khalil intenta escapar del fuego después de que miembros de su familia fueran martirizados y heridos en un incendio en las aulas de la escuela Fahmi Al-Jarjawi tras un bombardeo israelí").