miércoles, 27 de diciembre de 2023

"Tiza", de Paul Laverty, o la fragilidad de las vidas de los niños y las niñas de Gaza


La revista electrónica CTXT publicó el pasado 21 de diciembre el poema que lleva por título "Tiza". Un símil que se corresponde con los niños y las niñas de Gaza que están siendo víctimas directas de la destrucción desalmada que se cierne sobre sus vidas. Tan frágiles como una simple tiza.   

Su autor es el abogado escocés Paul Laverty, quien, además, es conocido por sus colaboraciones como guionista en varias películas dirigidas por Ken Loach. Reproduzco la traducción realizada del inglés al castellano por Ana González Hortelano y, al final, la versión original.


Tiza. ¿Te has parado a pensar en ella desde que dejaste la escuela? 
La tiza es blanda,
está hecha de trocitos
de conchas de calcita y esqueletos de plancton.
Fáciles de machacar.
La arrastra la lluvia.
¿La arrastrarán las lágrimas?
Los niños son blandos,
están hechos de huesos (proteína, colágeno, minerales, sobre todo calcio).
Fáciles de machacar.
Gaza es una bola de nieve,
el Mundo contempla su interior.
Los copos son esquirlas de metralla,
los puntitos de dentro
se amontonan formando cúmulos,
como hormigueros.
¿Sientes el calambre en la boca del estómago
por la mañana cuando enciendes la pantalla
y las cifras se disparan?
¿Te vas a la cama y no duermes
porque lo único que ves en la oscuridad
son miembros retorcidos bajo los escombros,
labios resecos y agrietados que supuran gemidos ahogados,
una muerte lenta que no le desearías ni a un perro?
¿Sientes la rabia que te sacude el cuerpo,
te desgañita el alma,
te hierve el cerebro a mayor temperatura
que las armas de fósforo que hace EEUU
(recuerdas los 172.000 millones del Tío Sam
que infundieron vida en el Apartheid)
cuando Biden, Sunak, Starmer y compañía
piden “más precisión”
mientras tiran bombas antibúnker en Gaza,
con 6.300 almas por kilómetro cuadrado,
el cuarenta y siete por ciento niños?
Los niños son blandos.
Fáciles de machacar.
Ceniza a las cenizas, polvo al polvo.
¿Te sientas en la cocina
y te preguntas quién eres,
qué hacer,
cuando la carta de Naciones Unidas y el convenio de Ginebra
se usan para que se limpien el culo
los entrajados cómplices de la Muerte
que defecan en la dignidad?
¿El agujero negro al borde de la desesperación
te mina las fuerzas y te empuja a esconderte?
“Y de qué nos sirve
a nosotros eso”,
se escucha a los niños gazatíes reprobar.
Recuerdas la infancia.
Coges un trozo de tiza.
Sencilla, física.
No es digital, no es un tuit,
no es un blog.
Carne contra tiza.
Te cabe en el bolsillo, se cuela en un calcetín,
al monedero,
te la llevas por ahí.
La tiza, por ahí…
Sientes conectarse cuerpo y mente
sujetándola en la mano.
¿Qué lleva esa brisa?
Un rumor débil que surge de debajo de los cascotes.
¿Qué nos dirían los niños de Gaza
si tuvieran esa tiza?
Haced de nuestra calle una pizarra,
escribidla en la parada de autobús, en la acera, en la pared.
En la cafetería del trabajo, o en el baño,
en el aparcamiento o en el centro comercial.
Calle a calle,
de abajo arriba,
del pueblo a la esclavitud de la Ciudad,
que los gritos de rabia de los niños de Gaza
les pasen a todos por encima.
Un trocito de tiza
en cientos de lenguas,
millones de manos
levantadas contra sus mentiras y sus bombas,¨
un rastro blanco de conciencia,
¡No, no en nuestro nombre!”,
para derribar a los asesinos.
Un día, Infanticidas, os sentaréis en el banquillo.
¿Recordáis las muecas arrogantes de los generales argentinos de la tortura
en todo su esplendor?
Terminaron entre rejas, al fin.
Se toma su tiempo, el Reloj de la Justicia,
pero avanza mientras os van saliendo canas.
No falla,
en vuestro lecho de muerte, en vuestro último aliento,
no escaparéis a la mirada de los niños de Gaza
cuya infancia traicionasteis.
Ceniza a las cenizas, polvo a la tiza.
Tiza.


[Chalk. Have you given it a thought since you left school?
Chalk is soft
part composed of tiny fragments
of calcite shells and skeletons of plankton.Easily pulverised.
It washes off with the rain.
Does it wash away with tears?
Children are soft
part bone, (protein, collagen, minerals especially calcium)
Easily pulverised.
Gaza as a snow-globe,
the World stares in.
Every flake a shrapnel piece
tiny dots inside
scramble over new formed piles
like ants on a hill.
Do you feel that pang in the pit of your gut
each morning as the screen lights up,
and the numbers mount?
Do you go to bed and do not sleep
because all you see in the pitch
are twisted limbs under rubble
split parched lips oozing choked wails
a slow death you would not wish on a dog?
Do you feel a fury that makes your body shake
your soul scream out
your brain boil hotter
than US made phosphorous weapons
(remember the 172 billion from Uncle Sam that
breathed life into Apartheid)
as Biden, Sunak, Starmer and their ilk
call for “more precision”
as they drop Bunker Busting Bombs on Gaza,
6,300 souls per square kilometre
forty seven per cent children?
Children are soft.
Easily pulverised.
Ashes to ashes, dust to dust.
Do you sit in your kitchen
and wonder who you are
what to do
as the United Nations charter, the Geneva convention
are used as toilet paper
by the suited colluders of Death
who defecate on dignity.
Does the black hole of near despair
sap your strength and make you want to hide?
“A fat lot of good
that’s going to do”
We hear the Gazan kids decry.
Remember childhood.
Pick up a piece of chalk.
Simple, physical.
Not digital, not a tweet,
Not a blog.
Flesh on chalk.
It fits in your pocket, down a sock,
in your purse,
take it on a walk.
Walk the chalk...
Feel mind and body connect
as you hold it in your hand
What does that breeze carry?
Faint whispers from under rocks.
What would Gazan children say to us,
if they had that piece of chalk?
Turn our street into a blackboard
Write it up by bus stop, on a pavement, on a wall.
In your work canteen, or toilet
in your car park or a mall.
Street by street
from the bottom up
from the village to the City’s thrall
let the furious cries of the Gaza kids
sweep over one and all.
A little piece of chalk
in a hundred tongues
a million hands
up against their lies and bombs
a chalky trail of conscience
“No, not in our Name!”
to bring the murderers down.
One day, Child Killers, you will stand in the dock.
Remember the haughty grins of Argentine Torture Generals
in their prime?
Ended up in cuffs, at last.
It takes its time, The Justice Clock
but it ticks on as you turn grey.
Failing which
on your deathbed, on your last breath
you won’t escape the gaze of the Gaza kids
whose childhood you betrayed.
Ashes to ashes, dust to chalk.
Chalk].

(Imagen: tratamiento informático de una fotografía publicada en TN 30 años).