La revista electrónica CTXT publicó el pasado 21 de diciembre el poema que lleva por título "Tiza". Un símil que se corresponde con los niños y las niñas de Gaza que están siendo víctimas directas de la destrucción desalmada que se cierne sobre sus vidas. Tan frágiles como una simple tiza.
Su autor es el abogado escocés Paul Laverty, quien, además, es conocido por sus colaboraciones como guionista en varias películas dirigidas por Ken Loach. Reproduzco la traducción realizada del inglés al castellano por Ana González Hortelano y, al final, la versión original.
Tiza.
¿Te has parado a pensar en ella desde que dejaste la escuela?
La
tiza es blanda,
está
hecha de trocitos
de
conchas de calcita y esqueletos de plancton.
Fáciles
de machacar.
La
arrastra la lluvia.
¿La
arrastrarán las lágrimas?
Los
niños son blandos,
están
hechos de huesos (proteína, colágeno, minerales, sobre todo calcio).
Fáciles
de machacar.
Gaza
es una bola de nieve,
el
Mundo contempla su interior.
Los
copos son esquirlas de metralla,
los
puntitos de dentro
se
amontonan formando cúmulos,
como
hormigueros.
¿Sientes
el calambre en la boca del estómago
por
la mañana cuando enciendes la pantalla
y
las cifras se disparan?
¿Te
vas a la cama y no duermes
porque
lo único que ves en la oscuridad
son
miembros retorcidos bajo los escombros,
labios
resecos y agrietados que supuran gemidos ahogados,
una
muerte lenta que no le desearías ni a un perro?
¿Sientes
la rabia que te sacude el cuerpo,
te
desgañita el alma,
te
hierve el cerebro a mayor temperatura
que
las armas de fósforo que hace EEUU
(recuerdas
los 172.000 millones del Tío Sam
que
infundieron vida en el Apartheid)
cuando
Biden, Sunak, Starmer y compañía
piden
“más precisión”
mientras
tiran bombas antibúnker en Gaza,
con
6.300 almas por kilómetro cuadrado,
el
cuarenta y siete por ciento niños?
Los
niños son blandos.
Fáciles
de machacar.
Ceniza
a las cenizas, polvo al polvo.
¿Te
sientas en la cocina
y
te preguntas quién eres,
qué
hacer,
cuando
la carta de Naciones Unidas y el convenio de Ginebra
se
usan para que se limpien el culo
los
entrajados cómplices de la Muerte
que
defecan en la dignidad?
¿El
agujero negro al borde de la desesperación
te
mina las fuerzas y te empuja a esconderte?
“Y
de qué nos sirve
a
nosotros eso”,
se
escucha a los niños gazatíes reprobar.
Recuerdas
la infancia.
Coges
un trozo de tiza.
Sencilla,
física.
No
es digital, no es un tuit,
no
es un blog.
Carne
contra tiza.
Te
cabe en el bolsillo, se cuela en un calcetín,
al
monedero,
te
la llevas por ahí.
La
tiza, por ahí…
Sientes
conectarse cuerpo y mente
sujetándola
en la mano.
¿Qué
lleva esa brisa?
Un
rumor débil que surge de debajo de los cascotes.
¿Qué
nos dirían los niños de Gaza
si
tuvieran esa tiza?
Haced
de nuestra calle una pizarra,
escribidla
en la parada de autobús, en la acera, en la pared.
En
la cafetería del trabajo, o en el baño,
en
el aparcamiento o en el centro comercial.
Calle
a calle,
de
abajo arriba,
del
pueblo a la esclavitud de la Ciudad,
que
los gritos de rabia de los niños de Gaza
les
pasen a todos por encima.
Un
trocito de tiza
en
cientos de lenguas,
millones
de manos
levantadas
contra sus mentiras y sus bombas,¨
un
rastro blanco de conciencia,
¡No,
no en nuestro nombre!”,
para
derribar a los asesinos.
Un
día, Infanticidas, os sentaréis en el banquillo.
¿Recordáis
las muecas arrogantes de los generales argentinos de la tortura
en
todo su esplendor?
Terminaron
entre rejas, al fin.
Se
toma su tiempo, el Reloj de la Justicia,
pero
avanza mientras os van saliendo canas.
No
falla,
en
vuestro lecho de muerte, en vuestro último aliento,
no
escaparéis a la mirada de los niños de Gaza
cuya
infancia traicionasteis.
Ceniza
a las cenizas, polvo a la tiza.
Tiza.
[Chalk.
Have you given it a thought since you left school?
Chalk
is soft
part
composed of tiny fragments
of
calcite shells and skeletons of plankton.Easily
pulverised.
It
washes off with the rain.
Does
it wash away with tears?
Children
are soft
part
bone, (protein, collagen, minerals especially calcium)
Easily
pulverised.
Gaza
as a snow-globe,
the
World stares in.
Every
flake a shrapnel piece
tiny
dots inside
scramble
over new formed piles
like
ants on a hill.
Do
you feel that pang in the pit of your gut
each
morning as the screen lights up,
and
the numbers mount?
Do
you go to bed and do not sleep
because
all you see in the pitch
are
twisted limbs under rubble
split
parched lips oozing choked wails
a
slow death you would not wish on a dog?
Do
you feel a fury that makes your body shake
your
soul scream out
your
brain boil hotter
than
US made phosphorous weapons
(remember
the 172 billion from Uncle Sam that
breathed
life into Apartheid)
as
Biden, Sunak, Starmer and their ilk
call
for “more precision”
as
they drop Bunker Busting Bombs on Gaza,
6,300
souls per square kilometre
forty
seven per cent children?
Children
are soft.
Easily
pulverised.
Ashes
to ashes, dust to dust.
Do
you sit in your kitchen
and
wonder who you are
what
to do
as
the United Nations charter, the Geneva convention
are
used as toilet paper
by
the suited colluders of Death
who
defecate on dignity.
Does
the black hole of near despair
sap
your strength and make you want to hide?
“A
fat lot of good
that’s
going to do”
We
hear the Gazan kids decry.
Remember
childhood.
Pick
up a piece of chalk.
Simple,
physical.
Not
digital, not a tweet,
Not
a blog.
Flesh
on chalk.
It
fits in your pocket, down a sock,
in
your purse,
take
it on a walk.
Walk
the chalk...
Feel
mind and body connect
as
you hold it in your hand
What
does that breeze carry?
Faint
whispers from under rocks.
What
would Gazan children say to us,
if
they had that piece of chalk?
Turn
our street into a blackboard
Write
it up by bus stop, on a pavement, on a wall.
In
your work canteen, or toilet
in
your car park or a mall.
Street
by street
from
the bottom up
from
the village to the City’s thrall
let
the furious cries of the Gaza kids
sweep
over one and all.
A
little piece of chalk
in
a hundred tongues
a
million hands
up
against their lies and bombs
a
chalky trail of conscience
“No,
not in our Name!”
to
bring the murderers down.
One
day, Child Killers, you will stand in the dock.
Remember
the haughty grins of Argentine Torture Generals
in
their prime?
Ended
up in cuffs, at last.
It
takes its time, The Justice Clock
but
it ticks on as you turn grey.
Failing
which
on
your deathbed, on your last breath
you
won’t escape the gaze of the Gaza kids
whose
childhood you betrayed.
Ashes
to ashes, dust to chalk.
Chalk].
(Imagen: tratamiento informático de una fotografía publicada en TN 30 años).