jueves, 15 de agosto de 2019

Clases trabajadoras y voto en España, según Alberto Garzón

Hace unos días laU. Revista de cultura y pensamiento publicó un artículo de Alberto Garzón titulado "¿A quién vota la clase trabajadora en España?". Basado en los datos aportados por el CIS y enriquecido por estudios relevantes de los campos de la sociología y la ciencia política, hace un análisis de la correlación que hay entre la orientación del voto y el componente de clase en España, contemplando en todo momento una perspectiva marxista. Se trata de un artículo que antecede a un libro, próximo a publicarse, que llevará el título ¿Quién vota a la derecha?.

Garzón parte de una doble hipótesis: si desde 2015 el comportamiento electoral ha sufrido algún tipo de desclasamiento y si el reciente ascenso electoral de Vox se encuentra en el apoyo de la clase trabajadora. Lo primero tiene que ver con la aparición  hace algo más de un lustro de dos nuevos partidos en el panorama político, como son Podemos y Ciudadanos, y lo segundo con la irrupción reciente de otro partido, como es Vox, en los tres casos trastocando el mapa político del país, caracterizado hasta hace poco por el predominio de dos grandes partidos: PSOE y PP.

Con el fin de aquilatar los términos, Garzón, sin perder la perspectiva de clase marxista, se desliza hacia los planteamientos del neomarxismo, haciendo uso de la tipología ocupacional propuesta en el esquema neoweberiano de Erikson-Goldthorpe-Portocarero, mediante el cual se divide a las clases medias en diversos segmentos, desde los cuales se puede observar mejor la diversidad de situaciones que contienen en su seno. Así mismo, en su análisis utiliza la técnica de regresión logística binomial, que permite establecer el grado de probabilidad que existe en cada segmento de clase a la hora de posicionarse en el voto.


Siguiendo a Miguel Caínzos, el voto en España había tenido hasta principios del siglo actual un claro componente de clase: las clases trabajadoras optaban por los grupos de izquierda, especialmente el PSOE, y las clases medias, por los de derecha, sobre todo el PP. Sólo era una excepción el segmento de las profesiones socioculturales, muy escoradas a la izquierda y donde IU ha dispuesto de importantes apoyos relativos. 


Lo ocurrido a partir de 2008, con la instalación de la crisis económica y la intensificación de las medidas neoliberales, no ha dado lugar a que esa tendencia haya cambiado. Y ello a pesar de que Podemos y Ciudadanos se hayan presentado en un principio como partidos interclasistas, capaces de superar el cambiante entramado social desde sus propuestas, que han sido siempre -eso sí- muy diferentes.

De esta manera, en la actualidad siguen optando por los grupos de izquierda (PSOE y Unidas Podemos) los diversos grupos que conforman las clases trabajadoras, a los que hay que unir dos segmentos de las actividades de los servicios: profesiones socioculturales y técnicas. Aun cuando el PSOE sigue siendo el que recoge mayor apoyo en las clases trabajadoras, Unidas Podemos, como antes ocurría con IU, obtiene importantes apoyos en los dos segmentos de los servicios aludidos. 


El primero, precisamente, es más preferido entre unos grupos que desde los años 80 del siglo pasado están en declive, en la línea del proceso de desindustrialización que están viviendo los países más desarrollados. La principal diferencia sobre el pasado es que en el seno de estos grupos se ha ido dando un proceso de moderación, lejos de lo que representaron en los años 80 y 90. En el caso del segundo grupo, Unidas Podemos, está claramente vinculado a unos segmentos de alto nivel de estudios, pero que o bien están muy ideologizados (sobre todo en las profesiones socioculturales, que representan el mayor grado de autoubicación en la izquierda) o bien muy precarizados (en mayor medida entre las profesiones técnicas), a lo que se une la variable de edad, dado el mayor apoyo que tienen entre las cohortes más jóvenes.


Por el contrario, los grupos de derecha (PP, Ciudadanos y Vox) están respaldados en mayor medida por el resto de segmentos sociales medios y altos (directivos y cuadros, profesiones tradicionales, profesiones de gestión, clero y mandos militares y de policía, y pequeña propiedad). Entre esos grupos puede destacarse los escasos apoyos de Ciudadanos entre el segmento de la pequeña propiedad agraria o la preferencia que tiene entre quienes tienen mayor nivel de estudios y edades más jóvenes; el claro condicionante de edad en el PP, con grandes apoyos en la gente mayor; o las preferencias que tiene Vox entre directivos y cuadros, profesiones tradicionales, pequeña propiedad, clero y mandos militares y de policía.


Como conclusión, Garzón considera que pueden rechazarse las dos hipótesis planteadas: ni Podemos ni Ciudadanos han desclasado el voto en España; ni las clases trabajadoras están alimentando a la extrema derecha (Vox) y al resto de las derechas (PP y Ciudadanos).